CONFERENCIA SOBRE LA SITUACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES EN LA PANDEMIA
Córdoba hoy, desde la pandemia,
indica que nos quedamos atrás frente a lo que estaba aconteciendo, por ejemplo, hicimos un plan muy tecnocrático, antidemocrático, inservible y adoptamos un discurso de cambios. Las transformaciones educativas se suspendieron en
la región y las universidades, como toda la sociedad, continuaron en lo que yo llamo la tecno-psicótica de la digitalización. Tampoco pudimos salir de la axiomática capitalista que indica que el crecimiento es igual a la acumulación. Cuando digo axioma, quiero señalar
que son esas expresiones que se afirman pero
que
no
se
pueden
probar.
Las universidades en la región estaban contagiados desde antes. Nunca lo supimos,
y si algunos llegamos a saberlo, no nos importó.
Estamos en una mutación y no en un cambio y menos en una transformación. hay tres facetas que quiero señalar para referirme a la mutación que experimentamos. La primera es la desigualdad que provoca el capitalismo financiero, que se ha agudizado en la Pandemia y antes por el fenómeno del cambio climático, que tiene relación con el desarrollo extractivista que no se detiene, y por el capitalismo digital, que también venía desde antes, pero que ahora se ha fortalecido. El último informe de Oxfam 2020 señala que en América Latina hay alrededor de setenta personas que son mil-millonarios, -tienen más de mil millones de dólares, y en la pandemia han ganado alrededor de 4 mil millones de dólares. De ellos, casi cuarenta están en Brasil. Por eso es que es muy difícil separar la pandemia del neoliberalismo y el neoliberalismo de la política autoritaria.
Estamos en una mutación y no en un cambio y menos en una transformación. hay tres facetas que quiero señalar para referirme a la mutación que experimentamos. La primera es la desigualdad que provoca el capitalismo financiero, que se ha agudizado en la Pandemia y antes por el fenómeno del cambio climático, que tiene relación con el desarrollo extractivista que no se detiene, y por el capitalismo digital, que también venía desde antes, pero que ahora se ha fortalecido. El último informe de Oxfam 2020 señala que en América Latina hay alrededor de setenta personas que son mil-millonarios, -tienen más de mil millones de dólares, y en la pandemia han ganado alrededor de 4 mil millones de dólares. De ellos, casi cuarenta están en Brasil. Por eso es que es muy difícil separar la pandemia del neoliberalismo y el neoliberalismo de la política autoritaria.
Tal situación es inmoral y se está convirtiendo en
insostenible. Seguramente va a traer muchos problemas porque los pueblos están irritados desde ya hace
algunos años, lo están ahora y lo estarán después. La pandemia ha acelerado la crisis.
Los pueblos se han levantado desde Quito hasta Beirut, porque no tienen empleo, tienen hambre, no tienen los derechos básicos que el capitalismo alguna vez ofreció. Ecuador, Chile, Bolivia,
Brasil, Colombia, Francia, Irán, Líbano, Argentina hasta antes de llegar
el presidente Alberto
Fernández… La Primavera Árabe…,
todos ellos son el síntoma de una mutación profunda. La
pandemia está recalentando el cuerpo planetario que ya estaba caliente.
Segundo,
todavía nuestra humanidad y nuestras
universidades no tienen esa fuerza para plantear un nuevo modelo de desarrollo
que no destruya la naturaleza. No quiero decir que no se esté haciendo
nada, pero seguimos en el gran absurdo de la civilización: destruimos la naturaleza de la que
depende la vida. La palabra que se hizo muy común en estos últimos
años
es la palabra la “extinción
de la especie”. ¿Ustedes se acuerdan de lo que pasó en
Australia en 2019: un incendio que no lo lograron detener durante meses? ¿Y
en Nueva Delhi? ¿Y en la Amazonía?, provocados seguramente para aumentar la frontera agrícola.
¿Ustedes se acuerdan de la gran marcha del 15 de marzo del 2019 por el cambio climático? Todo es eso estaba indicando que estábamos pasando de la utopía a la distopía.
¿Ustedes se acuerdan de la gran marcha del 15 de marzo del 2019 por el cambio climático? Todo es eso estaba indicando que estábamos pasando de la utopía a la distopía.
Tercero,estamos transitando hacia el tecno-totalitarismo de las sociedades conectadas y el capitalismo digital. Cambia lo proxémico, lo cognitivo, el
cuerpo, todo que tiene que ver con máquinas
informáticas y sus automatismos.
Actuamos sin que los cuerpos se encuentren. Los dispositivos van absorbiendo enormes cantidades de datos. Zoom sabrá más cosas de lo
que todos pensamos
en la pandemia
que cualquier Estado, universidad, biblioteca o librería del mundo.
Ustedes han visto
ahora la disputa
por TikTok de
Trump. Trump no es una referencia, ni moral
ni
académica, pero lo que demuestra es la lucha
del capitalismo digital por la hegemonía mundial.
En realidad, estamos padeciendo la lucha por el colonialismo digital.
¿Qué está pasando en el nuevo tecno-totalitarismo? La persuasión cada vez es más una impregnación, que la psico-esfera es una info-esfera, la conexión es la exactitud que solo se puede interrumpir por los virus informáticos. Ya no conocemos la ambigüedad de los cuerpos físicos, tampoco gozamos de la inexactitud como posibilidad. La conjunción ahora sólo es conectiva. Estamos en lo que Byung-Chul Han llama “una comunicación sin comunidad”. La pandemia lo justifica más, porque todo contacto es un peligro y porque la conectividad es igual a la desmaterialización.
¿Qué está pasando en el nuevo tecno-totalitarismo? La persuasión cada vez es más una impregnación, que la psico-esfera es una info-esfera, la conexión es la exactitud que solo se puede interrumpir por los virus informáticos. Ya no conocemos la ambigüedad de los cuerpos físicos, tampoco gozamos de la inexactitud como posibilidad. La conjunción ahora sólo es conectiva. Estamos en lo que Byung-Chul Han llama “una comunicación sin comunidad”. La pandemia lo justifica más, porque todo contacto es un peligro y porque la conectividad es igual a la desmaterialización.
Esos tres
fenómenos, el fenómeno de la
desigualdad, el fenómeno del cambio
climático y el de lo tecno-psicótico de lo digitalización inciden en nuestro planeta y actúan sobre las universidades de una manera muy detallada y tienen un
impacto en nuestra vida y subjetividades. ¿De qué manera? Primera cosa: es
evidente que hay
un peligro que
ya no es
solamente peligro, el
derecho a la educación
está en
peligro. Nuestra universidad –la ecuatoriana y la latinoamericana en general– es cada vez más precarizada. Ecuador hizo una reforma de educación superior con el ex presidente Rafael Correa y este gobierno
neoliberal se propuso destruirla. Siempre
vamos a encontrar
sacristanes y turiferarios con la capacidad de actuar
a
favor
de
tales
políticas
nefastas. Hemos tenido en Ecuador un presidente
neoliberal que entendió desde el inicio que
conservar el poder era repartirlo entre los diferentes grupos que lo disputaban.
Los
banqueros
se apoderaron del sistema financiero y
una pseudo-izquierda se apropió de la política por medio
del reparto. Tal incisión fue la vía para la usurpación con acciones neo fascistas, marcadas por la represión, la mentira, la corrupción y la des-
institucionalización de lo público.
¿Cómo
lo hicieron? Se pasó de la política de la verdad a la política de
las emociones.
El miedo se instaló en el imaginario. La narrativa que justificó la
persecución y el desmantelamiento fue
la del correismo-anticorreismo
articulada con la ideología del castro-chavismo de la derecha internacional. No hubo que
apropiarse de los medios de comunicación
porque estos siempre han pertenecido a importantes y nefastos grupos económicos. La repetición de una mentira se convirtió
en verdad. Mientras se extendió el mensaje anti-correista, se repartió el país entre grupos económicos y políticos ambiciosos. El dinero y
el poder fueron de la mano. Aunque se invitó a dialogar, nunca se diálogo, aunque se dijo que se lucharía
contra la corrupción, esta se extendió
sin precedentes, mientras tanto lo público se destruyó,
las riquezas se repartieron, y el país fue entregado al FMI. Las cuatro universidades emblemáticas fueron entregadas a poderes políticos regionales para intentar asegurar una votación en el 2021, el debilitamiento de lo público fortaleció la privatización.
Cuando debilitamos
lo público anulamos el futuro de los pueblos. Se recortó el
presupuesto de las universidades públicas tal como sucedió
en noviembre de 2019 y volvió a ocurrir
en la pandemia a inicios
del mes de marzo. Aumento
el despido de profesores sin contratos, y se disminuyó
el tiempo de dedicación de muchos y a los pocos que quedaron se les impuso una carga horaria
que anuló cualquier intento de investigación. Se destruyó el sistema
de becas a pesar de tener
conciencia que aunque la educación sea gratuita y sea un
derecho, si no hay becas las condiciones de nuestros estudiantes hombres y
mujeres que quieren ingresar a la educación no
les permitiría ni estar por largo tiempo.
La nueva
universidad pública regresa a
la elitización. Permítanme usar algunas
cifras aunque no creo que el estatuto del número sea el mismo de la verdad. Entre un 25% y un 35% de los
estudiantes de nuestras universidades públicas
y privadas están en riesgo de una
matriculación, porque sus familias han
perdido el empleo, porque muchos
de ellos van a
tener que trabajar y porque volveremos
al sistema de los años 90, en que se trabajaba de
día y se estudiaba de noche o a
distancia. Nunca se les
pudo dar apoyo a
los estudiantes en la
pandemia con computadoras y celulares, como lo hicieron algunos países nórdicos. El escenario en el que caímos fue un escenario darwiniano.
pandemia con computadoras y celulares, como lo hicieron algunos países nórdicos. El escenario en el que caímos fue un escenario darwiniano.
Nos queda claro que la educación como derecho humano va de la mano con el sistema, y que el sistema es injusto. Si cae el sistema, cae el derecho. Este es el límite de los derechos y de la democracia dentro de un sistema capitalista y neoliberal.
Lo segundo es la anulación
del aula. El aula que conocimos antes de la pandemia
comienza a ser innecesaria. Con la educación
digital hemos abierto un agujero en
el concepto tradicional de
educación. No
hay acciones simbólicas; lo que hay
es una individualización del aprendizaje a través de un vínculo que nunca es
comunitario. La pedagogía se reduce a hacer power points o videos. Se prohíben de manera indirecta los
sentimientos comunitarios. La comunidad digital es una comunidad sin comunidad.
De igual manera se anularon los cuerpos, el cuerpo se esconde... Como
en un Zoom:
hay fragmentación, no hay interacción individualizada, no hay intercambio. Es una educación sin rostro, donde desaparece la materialidad. Las sensaciones
solo
pueden
estar
como
una vibración de lo que decía
Gilles Deleuze en La lógica
de la sensación, hablando
del pintor Francis Bacon: “la
sensibilidad de los cuerpos”.
Tercero, hay una parálisis relacional. Nosotros transitamos hacia la inmovilidad y lo que estamos viendo es un organismo cansado, estresado, en una tensión interrumpida de la competencia de creer que se produce porque se está activo, se tienen resultados, se publica. Estos cuerpos necesitan cada vez más drogas, más medicamentos. Venimos de una situación, antes de la pandemia, de sobre-aceleración y frenesí, y hemos quedado como animales asustados y inmovilizados en nuestras casas, caminando en las calles bañados por el terror porque cada persona es un enemigo cercano, provocado por aquello que todavía no conocemos.
Cuarto, la psico-depresión: lo que tenemos ahora dentro del escenario ecuatoriano, y mundial, es la permeabilidad de la sensibilidad y el multitasking, estamos en un tipo de prácticas que producen nuevos sufrimientos mentales, desórdenes de atención, cansancio-, depresión. No tenemos ya más tiempo para una atención consciente. Para tomar decisiones debemos actuar como autómatas. Nuestras decisiones ahora solo responden a períodos binarios: on/- off. Estamos colocados en una situación de pocas elecciones que ya no se comunican: confinar o morir, confinar o la economía, comer o la educación, parar la renta o ir a la escuela. Volvimos a la disyunción porque la única conjunción es la virtualidad. Estamos dentro de un sistema que explota nuestra energía mental por tal motivo estamos cada vez más estamos estresados.
¿Cuáles serían las cinco salidas, que considero, habría que tener en cuenta? Primero, tenemos claro que volver a la normalidad sería una grandísima estupidez: vamos a seguir entendiendo que la realidad es más radical que cualquiera de las hipótesis que nosotros hayamos tenido hasta este momento.
Segundo, si queremos poner las cosas en orden, deberíamos pensar en que todos los neoliberales estarían condenados como en el juicio de Nüremberg a un aislamiento de por vida, por haber destruido la vida colectiva y todo lo que hacía parte de lo común de la vida.
Tercero,
tenemos que ir a lo impensable, a la redistribución, a la reducción del tiempo, a la frugalidad, al abandono del
paradigma del crecimiento, a inventar energías sociales.
Cuarto, los cambios
posibles y los amargos. Tenemos que entender que no va a haber cambios
fáciles y que por lo tanto, para poderlos
hacer, no van a ser del
modo pacífico. Seguramente lo que se
venga sea la revolución de los desconectados, de la
gente que entendió que estar conectado tenía que ver con la pandemia y salgamos un momento a abrazarnos, a
acariciarnos.
Quinto, volver a nosotros mismos. Tenemos que aceptar para poder hacer este cambio no hay un gran otro que nos va a salvar, un gobierno, un Dios, ya que aceptar eso implica asumir una posición del idiota al que se refiere Zizek: el idiota es el que no acepta que hay gran otro; o el imbécil, que sabe que existe un gran otro pero no confía en él; y si rechazamos las dos anteriores podemos elegir ser un tonto que le pregunta al gran otro otro lo que tiene que hacer.
Roberto Agustín Follari: Pregunta para Freddy: ves opciones para la recomposición del campo político popular en Ecuador? Cuál sería el rol de la universidad en esto?
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