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Mostrando entradas de julio, 1996

PENSAR LA MUERTE

      ¿Es posible pensar la muerte? ¿Cómo pensar algo que solo puede ser experimentable en los otros y no en nosotros mismos? Hablar de ella como experiencia es, en sentido estricto, no poder hablar? En realidad, pensar la muerte es pensar lo no experimentable sino por otros. El hablar sobre la muerte, por lo tanto, nunca puede ser un acto íntimo, porque no puede ser lo vivido, ni es personal por más que queramos, o que así  lo sintamos. En cierta forma, el hablar sobre la muerte es siempre un acto ajeno, es algo que no corresponde, una ficción no por el dato indiscutible sino porque el saber sobre ella no viene de la experiencia de sí, sino de la experiencia de otro. Entonces, el discurso sobre la muerte tiende a ser ajeno, prestado, empeñado, carente de originalidad por imposibilidad en todo el sentido del término. Todo discurso sobre la muerte es por naturaleza, algo extraño, un discurso inoportuno, no porque nadie quiera hablar de ella sino porque no tiene lugar, sin fecha, no tie