EDUCACIÓN Y PANDEMIA


Esta reflexión fue sentida, pensada y vivida en la Pandemia, su telón de fondo no es otro que el malestar, la solitud y la precariedad que hacen parte de un espacio-tiempo común en el que nuestras vidas han sido sujetadas como con una estaca al suelo. Es también una escritura en la carencia de saber y no hacer, en un presente sin presencia. Contiene tres momentos cuyo orden del discurso abre una puerta a la probabilidad.  

 

1.LA CRISIS DEL TIEMPO

 La gran historia del universo ha tenido un comienzo y tendrá un final, mientras tanto la vida que se manifestó de manera aleatoria en un pequeño planeta, dentro de una galaxia marginal y se expandió de múltiples y diversas formas, fue transformada por el Homo Sapiens con la capacidad de imaginar mitos que lo engrandecen y lo envilecen, al mismo tiempo. Esa pequeña historia a la que le pertenecemos y nos pertenece nos ha enseñado a vivir el pasado a distancia que ya no es, con el futuro a distancia que tampoco es, pero que puede ser, y ahora con el presente sin distancia que opera como una puerta giratoria entre un pasado que se aleja y un futuro que se niega. ¿Qué es vivir en el tiempo presente?

 

Mirando por la ventana

En el diario de Ana Frank se evidencia la experiencia del tiempo como angustia:querida Kitty:Ayer tuve un miedo terrible.A las ocho sonó el timbre con persistencia.Sólo se me ocurrió una cosa: que eran ellos. Pero todo el mundo afirmó que sólo se trataba de mendigos o del cartero, y me tranquilicé(2011: 23)La angustia es simultánea a la paranoia, solo se puede esperar lo peor.El tiempo de la pandemia es singular,inédito e insólito.Experimentamos la inusual forma del ser en el tiempo, expulsados de Heidegger, con un pasado que fue y que no es más, atribuido a un futuro que será, pero que tampoco es porque todavía no ha sido, como diría Aristóteles;sin un pasado que se repita,ni un futuro que se acredite,en un presente no facultado a ser, porque aparenta estar  en una eternidad exigua, en una prórroga  sin después, como animales atemorizados y humanos deficientes.

Pero no es solo la imagen anterior, también hay otras cosas que suceden en medio, aprisionadas,sin todavía el poder para cambiar el destino:querida Kitty:una noticia formidable: ¡vamos a recibir a una persona más en nuestro escondite!” (2011: 29) Cantar en los balcones, comprar el mercado a los ancianos, aplaudir a quienes luchan por salvar vidas, conmueve, pero no es más que un mosaico que antecede a la muerte sin la procuración de retarla. En el escondite de nuestras casas y en la larga noche de la anunciada guerra donde los únicos enemigos seguimos siendo nosotros mismos, bajo la egida del sin sentido de vencedores y vencidos, mientras se repite la escena la escena de LauriClaire Duburcq- quien cuida a un bebé abandonado y sin nombre, que necesita leche para sobrevivir, con el cabo SchofieldGeorge mackay- intentando llevar un mensaje que logre convencer a los señores de la guerra de no salir al campo de batalla,e impida el fracaso de una guerra pérdida desde antes, en el film (2020) de Sam Mendes,

También se es objeto del terror. El diario cuenta: noche y día, transportes incesantes de esas pobres gentes, provistas tan solo de una bolsa que llevan al hombro y un poco de dinero (2011: 37)El tiempo del terror es excepcional,es el tiempo de la absoluta indefensión.Solo esperamos que transcurra, pero su curso no elimina la insuperable forma del tiempo hundido en lo en el nombramiento de algo que todavía no atenazamos al saber, perteneciente a un futuro venido abajo y en desgracia y con un pasado que comenzamos a olvidar.

Los intervalos del tiempo dan cuenta de las ausencias, el antes y el después es una doble fotografía tomada fuera de nosotros y con nosotros, a manera de un testimonio donde somos los testigos con una gramática para interpretar las imágenes impronunciables.Ana Frank escribe: los niños, al volver de la escuela, ya no encuentran a sus padres. Las mujeres, al regresar del mercado,hallan sus puertas selladas;se encuentran con que sus familias han desaparecido(2011: 37 )El presente se preserva como la puerta giratoria entre el pasado y el futuro y hacer constar que todo se está mudando, incluso hacia la disimulada nada. El tiempo invariablemente será distinto en su transcurrir, irreversible dirá Jankelevich (2011),pues él no es el mismo en su suceder y los tiempos -espacios cambian, aunque insistamos al idéntico lugar.

Hay acontecimientos que aparentan resquebrajar el derrotero del tiempo, que fingen detenerlo; así, aunque el tiempo continúe sin conciencia, en movimiento y dentro de un falso reposo, el acontecimiento contradice la realidad hasta el punto de experimentar el vacío del futuro anterior,porque lo que estaba adelante era un acantilado, el fracaso mismo.

Cuando el tiempo ya no se puede ominar, y no sabemos qué supondrá mañana, y el mañana es lo que se encauza,el día después,la siguiente semana,el próximo año,lo solo que nos queda es la anáfora de una rutina sin acepción: levantarse, desayunar, trabajar,almorzar trabajar,cenar,y dormir,esperando que el tiempo transite,mientras tanto,  empelemos todo para después, sin certeza si habrá un después; porque en realidad se ha suspendido la previa  programación rutinaria de levantarnos, ir al trabajo, regresar, dormir, hasta esperar las vacaciones. Todo lo anterior está mutando, asistimos sin entender, encapsulados en una rutina que ya aborrecíamos, entonces la experiencia del tiempo se viene transfigurando en inolvidable e insoportable a la vez. Luego, advertimos que la aceleración del tiempo nos extraviaba porque corríamos hacia ningún lugar y sin ningún porqué de valor, solo porque todos corrían.

Hoy más que nunca nos sentimos afectados por el tiempo que está mutando,y en la relatividad del espacio como lo demostró Einstein, por eso el lugar del trabajo, la educación, la memoria y la identidad no paran de transformarse sin que tengamos opción a pesar de ser un horlieu fuera de lugar-. Los efectos ligados a esas causas propias de estar y ser en el tiempo, nos demuestran su capacidad de destrucción más que cualquier explosión nuclear, porque se está metamorfoseando la existencia y de pronto lo imposible puede ser posible, mientras tenemos los ojos bien abiertos como una niña estremecida y despabilada esperando a dar la bienvenida a lo impoluto.

Estamos en el tiempo de lo que no podemos conjeturar porque no sabemos, en realidad nadie sabe, la ciencia no sabe, las cifras y las curvas son las demostraciones ridículas del no saber, además el gobierno no quiere saber solo quiere poder, y nosotros solo queremos zarpar para abandonar la experiencia de vivir en la transición del tiempo sin saber. Ya no resistimos el confinamiento en el que se cruzan y explotan los tiempos de las relaciones mediocres, con la maternidad explotada, la educación a distancia disciplinante y el teletrabajo justificante de la tecnocracia aplastante.Sin embargo,no asomaremos hasta que Cronos no haya culminado con su trabajo de creación y destrucción, hasta que no termine de castrar a su padre y devore su descendencia para volver a ser infinito.

La angustia nos acongoja cuando el tiempo se tarda y busca otros cauces, nos cuesta dormir porque reposar tiene una relación profunda con vivir bien. El miedo se ha convertido en las agujas del reloj mundial, por eso se venden y se compran armas como en la sociedad norteamericana, los Estados-Nación cierran las fronteras, nos aterroriza quien toca la puerta, no sabemos quién camina en la calle, quién es explotado por UBER y AMAZON trayéndonos la comida, las medicinas, las pequeñas cosas de las que dependemos ahora más que nunca. Desconfiamos de todos y todas, de quien nos da las cifras y elabora protocolos, y de los políticos criminales indefectibles para la colonización del deseo que impulsa el Neoliberalismo. El ensimismamiento nos convierte en francotiradores de la amistad,en terroristas del amor,en potenciales racistas y peligrosos xenófobos. Al romper con la confianza, nos arropamos con la cobija de la soledad, y la mayoría se lanza a los brazos de los líderes autoritarios sin alma, sub-realistas, ignorantes y fascistas que nos ofrece el menú populista de nuestros tiempos contemporáneos. Indudablemente, estamos en un presente aislado, único e inasible, inapropiadamente prolongado y extraño a la aspiración.

El tiempo desgarrado abrió un agujero en el tuétano de la humanidad cuando salvar las vidas es igual a dejarlas morir,ser solidarios es encerrarnos,luchar es no hacer nada,trabajar es agotamiento sin productividad, pero lo tenemos que hacer; estudiar es parte del mandamiento del tecnócrata sin para qué, dentro de un tiempo mal llamado continuidad, atados a la fórmula de la virtualidad del mercado; por tal motivo nos extenuamos hasta caer de rodillas, y la esperanza no es más que aguardar que pase aquello que no comprendemos y aunque entendamos algo,es mejor no inferir. El tiempo roto se invirtió,lo que subsiste es el presente conel leve recuerdo del pasado,y un futuro no escrito, no obstante, queremos que nada se parezca a aquello que fuera alguna vez.

La soberanía del tiempo ha sido maniatada, encarcelada, con nosotros adentro. De pronto el hogar se convirtió en cárcel,la movilidad fue sujetada,el cuerpo diagnosticado, la salud incautada, la apertura ha sido exilada. Todos comenzamos a actuar como condenados,los libertarios tomaron sus armas y salieron a reclamar la libertad del asesino,pues su libertad hace tiempo se divorció de la responsabilidad. Nadie parece tener la garantía de la salvación, el confinamiento es el aplazamiento para ganar tiempo. El afuera es un suicidio y no solo una irresponsabilidad.La prohibición del exterior no nos coloca en el adentro sino en la intimidad controlada que requiere el estado de excepción de la política convertida en policía como dirá Ranciére (1995) en para continuar con la democracia parlamentaria sin el

Aunque nos desplomemos cada día queriendo cumplir con la moral de la familia, el deber del trabajo, la costumbre del sexo, la repetición de la educación, no podemos declinar la inmovilidad porque el tiempo se detuvo, las bolsas ya no pueden especular, ya no esperamos lo inevitable porque nos estamos ahogando en lo impredecible.

Lo impredecible ha entrado como ladrón a nuestras vidas, se metió en nuestra cama, secuestró la esperanza, el dos ya no es la metafísica que reemplaza a lo uno, es contagio para confirmar los relatos apocalípticos de los profetas del desastre de los últimos tiempos,burlándose de la profecía pos-humana de Yuval Harari en el y de la biotecnología que ya supuestamente se encaminaba a terminar con las guerras, el hambre y la enfermedad.

Lo incierto es la única certeza con la que contamos en un tiempo quebrado. La muerte está ahí,aunque no queramos morir.Todo cuerpo causado es causa,porque los cuerpos actúan entre como pensaban los Estoicos. Ahora nos sentimos más desnudos y frágiles que el colonizado que se descoloniza, el marxista que presencia como se tambalea el capitalismo, la mujer obligada a protegerse en el reino de la patriarcalidad: el hogar y el matrimonio. En fin, el reino de la razón del progreso, la violencia populista, y la superioridad blanca han quedado en ridículo. Las cuentas del desarrollo ya no cuadran en el tiempo de la pandemia.

Estamos viviendo una tragedia en cámara lenta. No fue un terremoto, ni una bomba nuclear o un tsunami. El virus va avanzando lentamente, matando rápidamente, a medida que se camufla para copiarse en multitud, primero, gracias a la aceleración de la globalización, y luego,con la precarización de la salud,la ineptitud de los Estados y la criminalidad neoliberal.El virus, sin tiempo, se propaga entre la frontera de lo vivo y lo inorgánico, entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte,abre las puertas de un sistema inmunológico ya debilitado por la fantasía del consumo simbiótico al goce,la explotación y la contaminación de los cuerpos capitalizados y enfermos en la vieja pandemia del cáncer, el colesterol, la diabetes, y en general de la asfixia de la vida. El tiempo desarrapado va matando los cuerpos sin renunciar a la estoica categoría de lo incorporal, similar al vacío.

Vivimos en un tiempo sin temporalidad como dice Bifo Berardi (2020) en ,repetir ya no es diferenciar como lo suponía Gilles Deleuze (1968 ) , mientras tanto nos embriagarnos sin alcohol, nos movemos sin salir, vivimos sin vivir, morimos sin dejar de morir. Si no fuera por los ritmos del trabajo y la escuela confundiríamos la noche con el día, romperíamos las reglas de la alimentación, hablaríamos con nosotros mismos como si la ipseidad de Yo fuera el único sobreviviente del naufragio. Las determinaciones espacio- temporales de Kant (2005:81) en serian una forma pura desplegada de un sujeto ya no empírico sino transcendental por la

La experiencia del tiempo sin temporalidad solo es compatible con una digitalización de la vida sin conciencia, dentro de lo sensible como vibración que penetra los cuerpos y somete a la conjunción los cerebros clausurando el deseo porque el acto de vivir se redujo a sobrevivir y el cumplimiento del tecnócrata es un mandato que debe ser burlado. Si el cuerpo es la amenaza, la digitalización se viste con el traje del vendedor de seguros mortuorios para disponer de una muerte apaciguada, sin culpa y por agotamiento. El único subterfugio del capitalismo digital es la escisión de la relación, la individualización del sujeto, el cercenamiento de la materia social, sin contexto y sin materia, en el envite vertiginoso de la exterioridad para acaparar la deslucida interioridad de una pantalla que se destapa sin profundidad y con peculiares ventanas, similar a las monadas de Leibniz.

Nos relatan que afuera pasean los jabalíes, los monos se encaramaron a los árboles, los lobos caminan sin miedo por los bosques, escuchamos los gallos todas las mañanas en las colonias, los pájaros ya no solo trinan en las madrugadas, también lo hacen en los atardeceres, vemos por redes sociales a los delfines y las ballenas muy cerca de las playas, el mar es más  limpio, el cielo reanudo con su  azul primaveral,  entretanto las ratas se apoderaron de las calles, de las instituciones, de la economía y de la política. El estado de naturaleza resurgió y nos pide que le demos la vuelta al Leviatan de Hobbes (1660), para que el estado naturaleza no se convierta de nuevo en la justificación de la violencia y la guerra. El tiempo se volvió curvo, como en Deleuze (1988), en un presente que  con una mano atenaza abigarradamente al pasado y al futuro mientras con la otra sostiene la insustancialidad del momento.

Los actos iterativos dentro de la frontera de lo doméstico se inscriben en la experiencia de un presente patógeno. Vemos videos para hacer nuevos ejercicios,nos divertimos con los memes hasta que nos empachamos porque no llegue ningún dios o diosa para salvarnos. Tenemos tiempo para recordar cómo éramos, de dónde venimos, para ordenar el closet una y otra vez,porque se nos acabó el tiempo de la proyección,de la imaginación,no podemos fraguar más allá de ayer, solo contemplamos las pantallas, pues la realidad fue reducida a la automatización, a la pixelación, lo real ya nos viene como las papas fritas de Mac Donald, entretanto hacemos, deshacemos y rehacemos los rompecabezas, esperando que pase la tormenta que no pasa todavía, aunque nos quieran des-confinar para que no nos mate la economía  si el COVID- 19no lo hizo todavía, pero la economía era lo que nos mataba antes, por eso la elección no es entre morir y vivir, sino en elegir una forma de morir.

La mayoría de nuestros líderes contemporáneos son pésimos arlequines, incapaces de salvarse a mismos, por tal motivo, hoy sabemos que tenemos que socorrernos a nosotros mismos, porque el tiempo está fuera de sus goznes, como en el Hamlet de Shakespeare (1899), ya no depende de la órbita solar, ha adquirido su propia desmesura,no depende del reloj ni de las horas o los minutos, el tiempo como medida se nos estropeo.Las reglas de Cronos han sido rotas igual que las tablas de la Tora de Moisés.

Evitar las preguntas profundas es lo único que puede detener el suicidio colectivo. El viaje, las vacaciones, el negocio, el arreglo de la casa, el matrimonio, toda ha sido cancelado. Cuando todo cambiaba aceleradamente, ya nada puede cambiar, el cambio es un engaño en el presente prolongado, lo único que debe cambiar es la acción de cambiar, por tal motivo, el capitalismo esta en banca rota,aunque no lo confiese,él es la gran víctima,un difunto sin prensa que nadie quiere enterrar, ni sabe dónde enterrar, y menos en nuestros cementerios porque nuestros muertos merecen respeto y desean descansar en paz.

¿Para qué reprogramar el viaje de este año?La Champions,los Juegos Olímpicos,las ligas deportivas, ¿qué sentido tiene saber quién ganará?, si en realidad todos somos perdedores y estamos perdidos, nos perdimos en el sistema de lo inevitable. No hay records, ni vencedores ni vencidos, no nos interesa saber quién podría ser el primero o el segundo, si nos salvamos seremos héroes solo por haber sobrevivido. La vida se redujo a lo más esencial cuando los postmodernos nos decían que no había que esencializar. La oferta del sistema para soportar el hastío y la explotación, el sin sentido de lo superfluo, ya no existe más. La mirada diseñada por le estética y el goce que se produce en el valor de cambio ahora ha caído en la ceguera. ¿Quién puede ver tus nuevos tatuajes?, ¿admirar tus compras de tiendas?, tus joyas no las puedes lucir y tus autos de lujo ¿a ¿quien los mostraras?, ¿se puede buscar lo atractivo sin los ornamentos que se compran y se venden en las tiendas de lujo? Hemos sido arrojados al abismo de lo natural, de su belleza pura, de lo que solo puede ser como es, sin la máscara, a la intemperie, en el desnudo más superficial y profundo a la vez. El fenómeno no exhibe más, la apariencia ha sido achicharrada. Todo lo que compramos para la libertad,la seguridad,la felicidad,ahora hace parte de los basureros que no pueden ser reciclados a pesar de la intención de los imprescindibles ecologistas.

Desde nuestras casas vemos como se derrumba el sistema en la similar escena del film Fight Club (1999) de David Fincher, donde los actores Brad Pitt y Edward Norton presencian la destrucción de la ciudad, en este caso, la destrucción del sistema capitalista con gobiernos miserables e ineptos, pues solo tienen la capacidad decimonónica de engañarnos y/o reprimirnos; mientras Antígona ha regresado para enterrar a sus hermanos, a su esposo, a sus amantes, a sus padres, a sus ancianos, a sus vecinos, a sus amigos, y a quienes nunca conoció, con el corazón desecho porque no ha parado de llorar, mientras Creonte se apoya en el orden, la ley y  la fuerza para salvar la economía de los que sostienen su aparente y miserable poder,y no la economía de los vendedores de tacos, de las trabajadoras sexuales, de los escritores de poemas que habitan en las calles, de los que ofrecen amuletos de la suerte por alguna moneda, de los que venden caramelos, minutos de celular y helados, de los que intercambian números en los buses urbanos dictados en algún sueño para que los pobres ganen alguna vez la lotería, la economía de todos los informales y parías del mundo, de quienes inventaron el comercio que aplastó la globalización y su mercado. La ley, por tanto, se deshace en la contradicción entre la vida de la mayoría y el capital, y el dolor de Antígona no es más que un grito desgarrador por los muertos no llorados, enterrados en cualquier parte, por la crueldad y la falsedad de la necro política de los estados neoliberales.

En el ahora sin infinito, Antígona no llora más por los cercanos y los lejanos, ella fue sacrificada, no hubo despedidas por los muertos, pues perdimos la esperanza del encuentro. El confinamiento nos hizo insensibles al dolor de las ausencias. La promesa de Epicuro no fue cumplida, estar en la conflagración final sin haber conocido el sentido definitivo de las cosas.

En fin, vivimos en el tiempo sin transcendencia no porque se cerrarán las puertas de las iglesias,sinagogas y mezquitas,como lo dice Harari en sus actuales entrevistas,sino porque toda reunión se convirtió en un arma letal, los otros devinieron un problema de salud pública, así la alteridad es aniquilada y con ella el infinito de Levinas (1971), mientras la totalidad resucita de la nada capitalista para reproducirse cínicamente en la apariencia de su compromiso con la vida. La inteligencia del Iluminismo había reducido a un concepto sin relación, los gobiernos de derecha y de ultraderecha los convierten en un chivo expiatorio para camuflar su incapacidad y esconder su natural brutalidad y odio,y ahora con el virus se ha decretado su exterminación,por eso la distancia y la pérdida de la confiabilidad son la lápida para enterrar la alteridad. En el presente sin instantes llega Aión atrapado por el acontecimiento de la pandemia, ocultando las verdaderas causas, mientras los efectos no entran más porque la puerta fue cerrada, ellos se quedan hirviendo y con la tapa bien cerrada, se hacen visibles por las superficies que deben ser reiterativamente descontaminadas, sin que todavía escarbemos en la profundidad del estado de las cosas.

 

Adiós al “tiempo es oro”

 

 El tiempo ya no es oro, no podemos correr porque estamos recluidos. Hemos perdido el sin sentido de correr sin para qué,lo cual es un fabuloso beneficio.La máquina se ha frenado, ella se ha bloqueado en su frenesí. Esa máquina estaba sobre-acelerada y necesitaba de digitalización y de mucha cocaína para sostener su ritmo.En el camino había dejado fuera más del 50%de la población mundial, ellos devinieron innecesarios y desechables, por tal motivo, los migrantes, las víctimas de las guerras creadas por Occidente, los pueblos de África,  de países Árabes, de América Latina, el Caribe y Asia, los grupos con diversidades funcionales, los habitantes de las villas, las colonias, las favelas, los tugurios del mundo, todos ellos sobreviviendo y caminando en el hilo de la vida y de la muerte desde antes de la pandemia. Los que ya  estaban dentro, el Norte, gobiernos, clase alta y media, empresarios, profesores y profesoras universitarias, algunos artistas , rectores, gobiernos,tecnócratas,estaban obligados a sostener el sistema insostenible, muchos de ellos obligados a estar en el multitasking, a luchar contra los de abajo, para tener la comida que nos abandonan los de arriba, como en el film El hoyo (2019) de Galder, GazteluUrrutia, y devenir emprendedores para intentar tener la carta de membrecía al club de los civilizados, silenciando la verdad y la justicia, vendiendo lo que no sirve, consumiendo lo innecesario, convirtiendo en esencial lo frívolo y haciendo el culto al valor de cambio que eliminó el valor de uso.En efecto,Cronos ya no estaba en el movimiento regulado de presentes vastos y profundos.

Se ha roto la fantasía del capital, esa fantasía que nos sacaba del tiempo real, y que logró hacernos creer que lo único auténtico era la ficción a la que accedíamos por el mercado,asunto que entendió muy bien el narcotráfico y sus mafias ¿A quién nos queremos asemejar?De pronto, la fantasía la tuvimos que guardar en uno de las cajas junto a los zapatos viejos.Ya no tenemos que vestirnos elegantemente o maquillarnos para agradar a alguien, o cortarnos el cabello, o querer aparecer atractivas o guapos, la autenticidad está a la mano, porque la fantasía duerme junto a los zapatos viejos. Ya no queremos ser como los europeos o los norteamericanos, además ellos nunca quisieron ser como nosotros. Sera un mal chiste que algún gobierno nos proponga un plan de vida copiado del Norte después de la catástrofe. ¿Podemos seguir compitiendo con alguien? Solo nos queda conocer quien tiene más muertes y pobres.  ¿Cuál es el contendor sin fallas? ¿Es PISA la medida de la educación del Sur? ¿Queremos importar un modelo de vida norteamericano? ¿Todavía creemos en la supuesta superioridad de la vieja Europa? Hoy más que nunca necesitamos mirar a nuestra América que todavía no termina de ser y de creer en misma. Ya no podemos seguir conjeturando sobre el tiempo y el espacio absoluto después de Einstein, porque nada es lineal, no lo es el progreso y tampoco el desarrollo, no lo es la civilización y tampoco la distinción del capital, el espacio y el tiempo es curvo, relativo y elíptico. Si bien, todo tiene una extensión y ocurre en un lugar y en tiempo, todo tiene un principio y un final, entonces ¿cuál es la extensión del poder ser, o del querer serAunque todo tenga un antes y un después, un aquí, un allí y un ahora, ¿en qué momento se comienza a existir de nuevo?

Ahora el dinero ya no nos sirve para comprar lo superfluo,el confinamiento nos constriñe a vivir con lo necesario, y lo necesario hace mucha falta en nuestras sociedades tan escarpadas, por eso la importancia de la propuesta de Piketti (2013) de redistribuir la riqueza con un mínimo universal y de impuestos a los grandes capitales, que podemos  profundizar con la redistribución de la pobreza, sin pobres y en el buen vivir, en una vida más simple, sin la obsesión por el consumo, con la valoración de la duración, la restitución  de lo relacional y donde haya cabida para el tiempo como ocio y .

Hemos tenido que aprender a vivir como lo tienen que hacer los pueblos que bloquea Norteamérica, o como viven los pueblos en guerras después de la invención del sujeto terrorista, porque no se sometieron al espolio o al fracasado modelo occidental.¿cuál es el valor del dinero?Tener más es una ironía,casi no tener o no tener es un crimen, ahora y siempre lo será.Cuando se tiene más y más,serán más y más los desposeídos y el patriarcado y el racismo no se podrán proscribir. Cuando la mayoría tiene menos que nada, no será posible la vida de todos. Mientras los ricos ponen asalvosus riquezas en los paraísos fiscales, la casi totalidad del planeta nos aprestamos a vivir una situación sin precedentes, en donde la pandemia será recordada como un “privilegio”: la profundización de las contradicciones del Capitalismo y los efectos de su posible fin. Tal acontecimiento obedece a sus propias reglas ontológicas en un tiempo que parece flotar, que dejo de ser monótono por la angustia transcurriendo sin ninguna duración, aunque pertenezca a la geometría inalterable del universo.

No nos sirven los objetos que compramos para ganar tiempo, siempre carecemos de tiempo, los autos están guardados, los aviones solo pueden despegar para tareas humanitarias,el metro está casi vacío,los pequeños negocios están quebrados, y los grandes negocios están esperando que los gobiernos capitalistas les salven; las peceras, como se llaman a los buses de las colonias en México, van con los y las trabajadoras que nadie ve y también con miedo a morir, pero sin opción, son ellas quienes nos permiten sobrevivir,porque desde antes han vivido en la economía del cuidado. No hay tiempo para mejorar los cuerpos en los gimnasios, lo que queda es esa virtualidad que estaba adentro desde antes: teletrabajo, educación a distancia, compras, medicinas, virtualidad que hoy se promociona como el recurso inevitable, palabra que siempre nos recuerda a la justificación del desarrollo extractivista.Google ha llegado para salvarnos”,que ironía.En efecto, el tiempo flotante de la pandemia es ahora un tiempo pulsado por las nuevas y viejas fuerzas.

El l capitalismo ha reproducido el tiempo de la muerte. El virus no solo ha develado que no teníamos benevolentes gobiernos ni idóneos sistemas de salud y de educación, el virus ha dejado al descubierto que el capitalismo es tanatico y apocalíptico, no solo por sus contradicciones, el capitalismo en mismo es pandémico. El presente, por tanto, cuando quiere ser continuidad, cae en la ironía porque no quiere cortar con el pasado, y menos romper con el futuro anterior. Se quiere fundir entre los dos, sin culpa y sin remordimiento. Quiere disimularse y derretirse, como si nada acaeciera. La intersección es el significante del silenciamiento. Su aparente reposo es falso para adecuarse a la metáfora de la continuidad, a pesar del ser que comparte el pasado y futuro y su imposibilidad de entrar en conexión.

Este tiempo de pandemia nos hace entender lo que no podíamos descifrar, que el capitalismo es vulnerable y no se rehace como con  Logan en los X- Men; tampoco había que hacer coincidir la conciencia de la clase trabajadora con las condiciones de posibilidad para esperar el tiempo de la revolución tal como pretendió Lenin (2010); que la potencia no solo hace parte del ser, como lo afirmará Spinoza (1946), también hace parte del no ser, porque algo muy pequeño, invisible, entre la vida y no vida, ha podido desbaratar el sistema-mundo,ya enfermo desde antes lo cual testimonian las protestas mundiales en su contra en el 2019 desde Beirut hasta Santiago. El capitalismo no era imbatible a pesar de sus armas,de su represión,de la imposibilidad de vernos fuera de la democracia representativa, de la ceguera de la economía y de sus turiferarios de la clase media.El sistema-mundo creó las condiciones del desastre cuando vivió bajo la égida del tiempo es oro, y produjo la destrucción de la naturaleza con su lógica demente de la acumulación y de hacer que todo lo que exista se transforme en una mercancía. El tiempo convertido en oro, aceleró el tiempo y la máquina,y nos robó la posibilidad de pensar y sentir en el tiempo,nos privó de la caricia fuera del tiempo.

El después del tiempo nos da lecciones como el pájaro de minerva de Hegel volando en el crepúsculo. El tiempo de la competencia, del cálculo y las cifras, no es el tiempo de lo mejor, no es tampoco algo que se pueda encontrar entre menos y más, lo mejor no proviene de si intervalo,su fuente no es el equilibrio de los extremos.El más del mercado que se reproduce ilimitadamente no fue una solución al egoísmo con ayuda de la mano invisible de Adam Smith (1776),fue una solución ciega que produjo epidemias: el Ébola, la gripe Aviar, el Sars, el Coronavirus, el regreso del sarampión y la tuberculosis. El tiempo del capitalismo se puso de espaldas al tiempo de la vida, a la felicidad y al amor,aunque efímeros,contienen la eternidad y son como el agua que recibimos en nuestras manos cuando solo las tenemos a  ellas y estamos sedientos, pues no podemos intentar atrapar el amor o la felicidad, no son objeto de acumulación, no puede ser poseídos, solo sentimos que nos refrescan sin saciarnos, para obligarnos a colocar siempre las manos en el gesto más puro de humildad, para que el otro o la otra se regrese y nos mire con una infinita ternura.

La expansión del capitalismo se había detenido en los últimos 10 años, estaba ya en crisis, y no aceptaba su estancamiento, por eso el recurso a la austeridad de los neoliberales. La aceleración intento sacar del fango a la máquina,pero terminó por generar implosiones.Mientras tanto, los algoritmos suplantaron la existencia y los cuerpos se desmaterializaron hasta que el virus nos recordó la fragilidad que nos constituye. El espacio que se amplió se globalizó y se contrajo hasta perder la noción de lugar. El poder del mercado dejó a los Estados-Nación en la ingobernabilidad. En realidad, la cooperación internacional sin cuestionamientos al mercado, quedó convertida en una agencia que se pelea entre el egoísmo y la caridad. La contradicción entre el mercado mundial de la economía y la política de los Estados-Nación es consecuencia de la aceleración del tiempo de la mundialización y el no- lugar del mercado. El adentro y el afuera tuvieron registros diferentes de tiempos que iban y venían como las olas del mar en nuestras costas, anunciando tsunamis que no podrían ser detenidos. El adentro se podía planificar, pero el afuera fue el gran Leviatán apocalíptico. Por fin lo privado se convirtió en el nido de lo público, mientras lo público abandonó su sustantividad en el mismo momento que lo común se declaró en retirada.

David Harvey (2014: 203) nos recuerda que Marx decía que la recesión se provoca no porque no se pueden vender los productos,sino porque no se venden a tiempo.Este problema le convierte al neoliberalismo en criminal porque no es eficiente tener 400 camas en un hospital público, como lo dijera el presidente del Ecuador. Luego, ¿Para qué universidades grandes si pueden tener cursos on line para cientos y miles de estudiantes? ¿Para qué profesores si existe la educación a distancia? ¿Para qué la investigación si somos subdesarrollados? El tiempo de la eficiencia reemplazó los resultados por el futuro,las evidencias por el sentido,lo flexible por los principios, y obsolescencia por la duración, la inmediatez por la previsión. Entonces ¿Para qué guardar si el mercado es globalizado?, ¿Para qué escribir con… y para el futuro si lo que cuenta es el número de escritos y el presente?,¿Para qué los principios y las lealtades si todo cambia?,¿Para que cambiar el mundo si el mundo es quien nos cambia? ¿Para qué el futuro sino todo debe estar pret a porter, pret a jouir?

No hay tiempo para el pensar en el capitalismo, no es extraño que el acto de pensar haya sido desprovisto de su horizonte, por consiguiente, la vida de los jubilados sea una mera estadística. De hecho, el capitalismo escondió a los adultos mayores en las cajas modernas llamadas geriátricos,porque el mundo es de los jóvenes y de las fórmulas del mercado que nos infantilizan como bien lo señalara Badiou ( 2016 ) en su libro la verdadera vida - La vraie vie-. Además, nuestras sociedades imbuidas en el capitalismo pulsional que desarrolla la lógica del capricho van a requerir cada vez más del autoritarismo, tal como lo señala Meirieu (2019)en el Deber de Resistir.

Ante la descomposición que ha provocado el tiempo es oro del capitalismo, tenemos que buscar la respuesta a dos preguntas fundamentales: ¿ posible un mundo fuera del capitalismo? ¿Es posible otro tiempo, en el que el tiempo no sea oro, sino amor, vida, justicia, verdad, fraternidad, buen vivir? Sin tales respuestas el presente tendrá el espesor del espejo y el futuro seguirá la repetición de las viejas fórmulas del desastre.

 

Fuera las alternativas, solo podemos cambiar de dirección

No se trata de querer conocer que va a pasar, porque lo que no hay ahora es saber, pues las tres preguntas kantianas (2005) sobre el saber, el hacer y la esperanza, han sido suspendidas. Solo cabe pensar e imaginar qué puede suceder. Sabemos que el dolor cuando no nos mata o no nos destruye,nos puede llevar a un momento de lucidez,y cuando se tiene lucidez es para decir que ya no queremos vivir como antes. Pero no basta con saber qué no queremos. La negatividad del pecado original de nuestra antropología cristiana y la negación de la negación hegeliana no nos coloca directamente en el tiempo de la invención. El yo está en el tiempo y está como un nosotros que ahora solo vemos desde las ventanas de nuestras casas o en las redes sociales.

En el confinamiento aprendimos una lección inolvidable y es la división entre lo importante y lo insignificante. ¿Tendremos la capacidad de seguir haciendo tal distinción después del confinamiento? Vamos a tener que decidir, o de lo contrario lo seguirá haciendo el mercado y la publicidad por nosotros, con cada uno, en cada casa, en cada pueblo, y para evitarlo requerimos tiempo para pensar bien, hacer bien y sentir bien.Quizás tengamos que recurrir a los pliegues del  del barroco,pues lo que se pliega es lo que se conecta, aunque no se muestren los puntos de intersección, y entendamos que la tortilla que se pliega es una conexión con el pasado lo cual puede garantizar un futuro mejor.

El Estado-Nación no puede seguir tomando las decisiones por todos y todas, la democracia representativa no es democrática,no podemos dejar que la vida de todos se sigua decidiendo entre demócratas y republicanos,entre laboristas y conservadores,entre mafiosos y reformistas, entre liberales y conservadores, entre la derecha, y la izquierda, por miedo. El fascismo no está sepultado, la ultraderecha galopa por nuestros campos desbastados, queriendo matar a la mayoría para que vivan los elegidos. Reinventamos el Estado porque no basta con tomarlo y recuperemos la política.La historia no puede seguir siendo escrita por los vencedores,la política no puede estar a manos de los asesinos y mediocres, la economía no la puede dirigir quien perdió el alma, la educación no merece a los mercenarios que pretenden mercantilizar la educación.

Al final no somos más que seres humanos frágiles que queremos arañar un pedacito de felicidad, que requerimos muy poco para el buen vivir, que somos tan débiles y desprotegidos que solo bastaría un abrazo para sonreír y seguir, o que solo queremos que nos escuchen mirándonos a los ojos, porque sabemos que vivir es convivir, que aprender es aprender con.., que la vida sin amor no merece ser vivida, que el final ya está escrito, y que la aventura de vivir que todos compartimos, merece ser vivida como una experiencia inolvidable por cada uno de nosotros, por nuestros hijos, amigos y enemigos, amores y desamore, por todos los que conocemos y no conocemos, los que están por nacer, los que tienen miedo, los atemorizados los que nadie mira, los que no interesan a nadie.El nuevo tiempo es la coexistencia entre el pasado, el presente y el futuro. Queremos que el mango tenga el sabor al mango, que las sopas que nos vinculan con el pasado,sobrevivan al presente,y estén en las mesas de futuro inmediato, queremos en esta travesía traer todo lo indispensable para vivir. No podemos vivir excluyendo el antes y el después,ese antes de migrantes y explotados,que necesitamos liberar, este presente de profundas desigualdades y la negación del futuro desde mucho antes de la pandemia. Tenemos que desplegar el pasado contraído para evitar que el futuro haga tabula rasa y convierta a la memoria es un dispositivo electrónico de control.

¿Hacia dónde queremos ir cuando la casa se ha caído? ¿Podemos hacer como si no hubiese pasado nada?Difícil,la muerte global y la destrucción de la economía,están ahí,y cada día que pasa es peor. No se pueden guardar los cadáveres debajo de la alfombra, e intentar encender nuevamente las máquinas. Los que recurren a la austeridad para hacer recortes a la educación y a la salud, simplemente son unos miserables, sepultureros neoliberales de la vida. La casa la tenemos que reconstruir todos y todas, una casa donde no falte nadie y usar algunas cosas que nos sirven de la anterior casa. ¿Estamos dispuestos a ponernos el overol? ¿Queremos recuperar el tiempo perdido? No obstante, no tenemos conciencia del tiempo perdido porque nunca lo hemos experimentado y esta es la paradoja de Marcel Proust (1946-1947).Tenemos que hacer lo que nunca nos permitieron hacer,aunque algunos lo hacen. La conciencia no será el timón, la imaginación y la generosidad estarán al inicio en y después, por eso el tiempo perdido no puede ser explicado, aunque esté justificado.

¿Tenemos la capacidad para salir del goce estético? Hemos pasado meses viviendo en la simplicidad,sin el consumo que forma parte del espejo,la distinción y las nuevas identidades. Todo ha quedado en su lugar.¿Vamos a buscar nuevamente que el consumo nos abrace hasta la asfixia? Hemos tenido que separar el placer del consumo por el deseo de seguir con vida. Esperamos que hombres, mujeres, estudiantes, obreros, gais, travestis, bisexuales, tras-géneros, diversidades sexuales,comunidades,pueblos, sigamos aprendiendo a ser fuera del goce estético del capitalismo, incidiendo en la única garantía de una revolución: formar personas auténticas, capaces de optar por el compromiso sobre el cumplimiento,por la vida de los más débiles en lugar de sus intereses mezquinos. Si eso no ocurre, probablemente seguiremos esperando el fin del tiempo. Vamos a tener que volver sobre la repetición como la condición ineludible de la diferencia que nos mostrara Deleuze (1968). No se trata solo de estar más acá de las generalidades impuestas, también hay que estar más allá de las particularidades de la memoria.

Hoy más que nunca tenemos el apremio de ser realistas para reinventarnos. Cualquier reinvención va a tener que ser concreta,plural,mayoritaria.Cada vida es insustituible, cada pueblo es imprescindible, cada medida implicará sacrifico, cada plan va a exigir audacia. El mundo merece ser pensado desde tres ejes: salud, educación y economía, los tres deberán estar tejidos por la política del cuidado, la emancipación y lo común. Indudablemente tenemos que inaugurar un nuevo tiempo.

Los latinoamericanos hemos padecido 500 años de colonización, las mujeres han sobrellevado 2000 años de patriarcado, los obreros, los desempleados y la naturaleza han sufrido 200 años de capitalismo, y los pueblos del mundo han resistido 50 años de dominación norteamericana. La pregunta es: ¿Podemos hacer un quiebre ahora? ¿Qué tenemos que generar hoy para por fin ser nosotros con otros? ¿Para qué los otros sean otros?, ¿Para no tener que sentenciar entre la naturaleza y la vida?¿Entre el derecho de todos o el privilegio de unos pocos? ¿Entre morir de hambre o morir por contagio? Nos encontramos en un umbral donde podemos elegir entre lo peor y lo mejor. Podemos olvidarnos de la deuda, el crédito, la acumulación y vivir más en la solidaridad y la cooperación.

¿Ha cambiado nuestra manera de pensar? Como dice Byung Chul en su publicación en : el virus no hace la revolución, la revolución la hacemos nosotros. En efecto, estamos seguros que las cosas van a cambiar, no sabemos hacia qué dirección, pero no podemos dejar que los mismos que nos llevaron al abismo, sean ahora los que nos digan hacía dónde debemos ir. El yo tendrá que ser un nosotros, y el nosotros deberá implicar a la naturaleza.

Tuvimos que aprender a vivir en un mundo alterado, no necesitamos construir un mundo perfecto pero si mejor del que teníamos antes de la pandemia. Este mundo solo se sostiene por la represión, la ideología y la propaganda. Es el tiempo de algo irreductiblemente nuevo.

Ya no somos los mismos,podemos salir con mucho odio porque el miedo,por alguna razón lo provoca. Hay una tentación a la regresión autoritaria la cual puede ser muy peligrosa por medio de la vigilancia virtual y totalitaria. Va a ser clave demostrar que los que salieron mejor es porque tuvieron mejores sistemas de salud pública,tuvieron educación y ciencia y líderes en quien confiar y no actores siniestros del cálculo y de la muerte.

Es importante que hacia dónde queramos caminar haya democracia, derechos, futuro, educación,salud,un salario mínimo.No olvidemos que cuando se nos acaba el futuro, la única solución es enclaustrarnos. El tiempo es movimiento, sucede en relación con el espacio, tiene un principio y un final, y siempre será algo nuevo. Los espacios que habitamos, donde nos desplazamos, trabajamos, nos divertimos, van a requerir de nuevas acciones con otros diseños de espacialidad los cuales pueden ser compatibles con el tiempo que deseamos inaugurar.

No si todos vamos a aprender,pero hay dos duros aprendizajes que han quedado en esta historia de pandemia: la primera es la fragilidad de lo humano que necesita de lo común para establecer lo singular. La fragilidad nos constituye de principio a fin. De nada sirven los héroes con súper-poderes,necesitamos confiar en quien pregunta,llora,nos confiesa que está perdido,no niega un abrazo porque es lo único que siempre puede,porque es de lo único que requerimos cuando tenemos todo y nos sobra menos que nada.Construyamos en este tiempo la antropología de la fragilidad, no para justificar la maldad sino para comprender y ser mejores, y solo confiemos en ella para construir el buen vivir.Para conseguirlo situemonos en el tiempo donde lo posterior no sea la repetición de lo anterior.

La segunda, el mundo solo puede ser socialista, no puede ser de unos pocos que se aprovechan de todos. La vida no se puede vivir en la desigualdad, la pobreza, el patriarcalismo, la colonización, el racismo, y para vivir se necesita convivir con la naturaleza, en cooperación, sin fronteras, sin perder de vista que con muy poco se puede ser feliz.

En fin, lo que en realidad vamos a necesitar es tiempo para la educación, porque nada que pretendemos que pertenece a la humanidad es extraño a la educación. Por lo tanto, vamos a requerir no del tiempo del tecnócrata porque no hay cuantificador del tiempo en la educación ni resultados inmediatos, tampoco será el tiempo de la aceleración del capitalismo que en realidad no existe en términos de la física, sino la duración del tiempo de la educación que contrasta con la brevedad del acto y la fragilidad de la vida.

Stephen Hawking (2014:38) en La Historia del Tiempo, hablando de la relatividad general escribía lo siguiente:En ella,el espacio y el tiempo son cantidades dinámicas:cuando un cuerpo se mueve, o una fuerza actúa, afecta a la curvatura del espacio y del tiempo, y, en contrapartida, la estructura del espacio-tiempo afecta al modo en que los cuerpos se mueven y las fuerzas actúan. El espacio y el tiempo no sólo afectan, sino que también son afectados por todo aquello que sucede en el universo”. Luego, este tiempo tan dinámico, sin precedentes, permite esperar lo otro,que no sabemos que será,del que no tenemos certeza será mejor o peor,pero aun así no saldrá del intervalo del origen y del final del universo, además el tiempo biológico nos permitirá modificarnos y mutar, y el tiempo filosófico pretenderá hacer que lo imposible sea posible mientras el tiempo de la poesía nos ayudará a contemplar con otros ojos la realidad, pero solo el tiempo de la educación puede construir aquello que hace parte del futuro.


2.¿LA

 

El mundo se ha desplomado con la pandemia y ha echado mano de la educación a distancia como la solución razonable en tiempos de pandemia. ¿Por qué discutimos los medios y no los fines?  ¿qué es la educación a distancia?  Estas serán las preguntas que buscaré desarrollar en la siguiente reflexión.

 

Cuando lo fundamental se calla ante lo inevitable

 

Dos preguntas son fundamentales: ¿qué significa educar en el planeta en tiempos de Pandemia? ¿Cómo podemos educar a distancia? Estas dos preguntas proponen un estado del arte, impensable para los gobiernos actuales perdidos en su ineptitud neoliberal quienes con su pragmatismo disuelven la política en la economía, con la correspondiente manipulación y violencia. De ahí que se convirtieron en eficaces con la mentira y la propaganda,e ineficaces con la vida,la muerte y su duelo;no fue extraño para ellos dejar pasar la advertencia de los científicos sobre las posibles pandemias; antes, comenzaron a debilitaron los sistemas internacionales de acción conjunta, los sistemas públicos de salud ylos sistemas de educación,por eso ahora hablan de lo impredecible,    para    evitar    cualquier    culpabilidad,    como    lo    será también seguramente con el fenómeno ya presente del Cambio Climático y sus catastróficas consecuencias.

Los rasgos fascistas de los políticos de derecha les aleja de la ciencia y creen que la investigación es un privilegio sin sentido y una pérdida de recursos y de tiempo; se protegen en el conservadurismo de la moral y las iglesias; sus seguidores son los oportunistas, la clase media y arribista que no quiere perder sus privilegios, los racistas, xenófobos y nacionalistas;se hacen elegir por la política del miedo,antes contra el comunismo, ahora contra los migrantes,siempre contra los que critican el Neoliberalismo y sus profundas desigualdades, sin darse cuenta, como lo señala David Harvey  (2017) que el Capitalismo es un crucero a la deriva, donde los pocos invitados de la primera clase siguen en sus fiestas burguesas mientras que los que están más abajo y trabajan en  el cuarto de máquinas saben que los motores han colapsado; ahora, ellos mismos quieren que continuemos con la educación a distancia, que la economía se reactive cuanto antes,que volvamos a la normalidad,no importa a qué precio.

Las dos preguntas iniciales se filtran por la ventana del pensamiento e ingresan en la vida de las maestras y maestros. La escuela globalizada que venía siendo disciplinada por las evaluaciones, es ahora obligada a cancelarse. Indudablemente,la educación digital será una buena noticia para los Neoliberales.Su deseo mercantilista se hará realidad. La computadora eliminará las futuras inversiones en la infraestructura educativa. El profesor no será más que un tutor, un Coach, que prepara videos, pdfs, organiza los contenidos con algunos objetivos de aprendizaje; las plataformas virtuales harán lo demás, y mientras estas mejoran, el profesor tal como hasta ahora lo conocemos, irá desapareciendo. A a aprender tendrá su cara más siniestra: si no aprendes es porque no quieres. Las desigualdades no tendrán su causa en el Mercado, porque no faltará la tecnología y el internet como factor fundamental para la posible salida de la crisis: el capitalismo digital. La escuela de los mejores no tendrá más opositores, pues el acto educativo y pedagógico se reducirá a una acción individualista que enfatiza en las oportunidades dejando intactas las desigualdades. El más fuerte sobrevivirá, los excluidos, migrantes,pobres, afrodescendientes, mujeres, caerán más abajo, mediante la continuación de la misma fórmula de la crisis del 2008: más austeridad, dejando intactas dos preguntas: ¿qué nos enseña la Pandemia?, y ¿cómo educar para garantizar la vida de todos, todas y todes ahora y en el futuro inmediato?

La pregunta sobre lo inevitable,ha sido aplazada desde que el capitalismo se convirtiera en el único y posible modelo económico a partir de 1991 con la caída del muro de Berlín. Los Estados y gobiernos de derechas o progresistas,o aceptaban las reglas o estaban condenados a quedar fuera;de hecho, no había que entrar al sistema, siempre habíamos estado dentro, por eso teníamos tanta dificultad en criticarlo, estábamos en el fatalismo de Layo, provocado por el Oráculo de Delfos, con respecto a su hijo Edipo.

En el siglo XX, lo más Real fue la economía; la utopía del siglo XIX fue archivada, no había salida, cada uno debería intentar progresar con la misma fórmula, como si lo único nos llevará dialécticamente a lo otro y no a la implosión del mismo.

Ante los múltiples fracasos en el siglo XXI nos encontramos con la desaparición de la política, la profunda crisis de la economía y la consiguiente emergencia de la decadencia populista y fascista de Trump, Bolsonaro, Vox, Marine Le Pen, Salvini, Orbán y otros. Entretanto, hombres y mujeres libres y visionarios están siendo perseguidos con la narrativa de la corrupción, porque se estigmatizaron las experiencias socialistas, de ahí el miedo a serVenezuela”, “NicaraguaoCubapromocionado por la derecha internacional; al mismo tiempo, líderes de movimientos sociales comprometidos con las diversas emancipaciones vienen siendo asesinados, como es el caso de Colombia, o caen en el pesimismo que los coloca en la inactividad.

La crisis mundial ha colocado al capitalismo en la obligación de divorciarse cada vez más de la democracia, aún representativa, luego, solo ganara las elecciones mediante la manipulación virtual, la compra de votos, y el uso del fraude. La democracia ya no será solo un asunto fallido de los gobiernos progresistas, será efecto de los

Con el capitalismo rompiéndose, la hegemonía Norte-americana se va disolviendo y ahora más porque el supuesto humanismo que demostraron en la Segunda Guerra Mundial ha sido reemplazado por la cara de solo pienso en salvarme yo, América First. Ahora son tres los sistemas mundiales que se disputan la hegemonía mundial, así, tenemos el cierre nacionalista de Boris Johnson y Donald Trump (que seguro va a tener algunos adeptos después de la Pandemia);el estado  de  bienestar  social  casi  extinguido  de  la  Unión  Europeaque  probablemente ingrese en cuidados intensivos; y, el emergente autoritarismo asiático, con un capitalismo de estado y sistemas de control efectivos para una nueva fase de la bio- política y el bio-poder al estilo de las reflexiones realizadas por Michel Foucault.

No podemos olvidar que en el imaginario de la educación contemporánea se encuentran los modelos de Finlandia, Shanghái y Singapur. Norteamérica no tiene un modelo de educación para exportar o imponer, pues el camino de la privatización no es viable para América Latina y el Caribe y la innovación educativa ya tiene otros competidores más fuertes. No obstante, sus universidades siguen siendo todavía atractivas para la formación en posgrados.¿Hasta cuándo?,no lo sabemos,lo que sabemos es que  China  supera  las  patentes  a  nivel mundial, por  consiguiente, las publicaciones científicas. Luego, ¿quién venderá los dispositivos electrónicos para una educación a distancia que se coloca como la única salida, antes por la narrativa democratizadora, y ahora necesaria para evitar el posible contagio? Sin lugar a dudas, ya hay una respuesta asiática tecnológica, tecno-científica y bio-tecnológica amplia en los ámbitos de la nanotecnología, la inteligencia artificial, la robótica y los Big Data, disciplinas que hacen parte de la gobernanza del siglo XXI.Luego,algunas cosas ni siquiera entraran en disputa. La decadencia de Norteamérica y el fracaso europeo, es incontestable.

 

El gran otro no nos educa, nos disciplina

 

Un desafío clave es educar para no depender de un gran Otro. La educación forma para la autonomía y tal objetivo no se contradice con la construcción de lo común. Nos educamos con otros y otras y por medio de otras y otros, la educación no es un acto aislado como pretende hacernos creer el totalitarismo digital. La educación es un acto político en la medida que combate la política del Gran Otro que nos hace creer que él es indispensable para que nosotros vivamos.La emancipación no está en pasar del dominio occidental al dominio asiático.Walter Benjamin pensó que la política era profundamente un asunto teológico, quizás por esto nos desprendemos de Dios hebreo para pasar al culto de líderes carismáticos. Zizek (2005) piensa con acierto que el proyecto filosófico y político emancipador es lograr la destitución del Gran Otro. Lugo, los buenos maestros son los que nos ayudan a aprender a vivir sin dependencias teológico-políticas, porque nos ayudan a ser nosotros mismos. Aún más, solo aprendemos cuando nos separamos de quien nos enseñó.No obstante,el acto educativo cae en la tentación de la omnipotencia lo mismo que la política.El Gran Otro cree,que el estudiante llega a ser alguien por él, lo cual justifica algo que es central en el acto educativo y es que   la educación debe permitir la resistencia a educarse como parte de la misma educación, sin jamás abandonar el deber de educar.

La tarea de enseñar y aprender a pensar cada vez cobra más importancia en nuestra sociedad y se convierte en un objetivo central en nuestras escuelas. El pensar intenta llenar el vacío del ser tal como lo muestra Descartes con el cogito ergo sum. Ese vacío nunca será llenado, y quizás la proliferación de las matemáticas pretende hacernos creer que ya está lleno, cuando en realidad lo que existe es un enorme agujero. Matematizamos lo que no podemos comprender, al igual que en la Pandemia pretendiendo tener un control que no tenemos.

El pensar no es un asunto de hilo democrático, por el contrario, tenemos que desconfiar de las mayorías sin por ello abandonar el gesto democrático pues aprender es aprender con... Sin embargo, no podemos caer en la democracia como autosuficiencia que nos sumerge en el comportamiento de masas.Un auténtico demócrata experimenta constantemente la carencia del Gran Otro,por eso sabe que la revolución se justifica por misma y no en las mayorías.Aunque Claude Lefort (2010) coloca el vacío en la democracia y no en el ser, tenía razón al decir que la democracia es insoslayable porque no existe una certeza y por eso tenemos que ser demócratas y al mismo tiempo el poder, el saber y la ley no se encuentran coagulados, pues cuando sucede nos hacemos tiranos. La democracia es aprender a vivir en la incertidumbre porque el rey murió, y el lugar vacío no puede ser llenado por nada ni por nadie.No obstante, aunque el rey fue decapitado, el Gran Otro sigue ahí.

Los maestros estamos para enseñar a emanciparnos del Gran Otro, de la familia, la religión, la economía, la política y la cultura. Por lo tanto, la pluralidad debe ser reducida al antagonismo,de lo contrario,caemos en una tolerancia equivalente a la hipocresía. La substracción y no la saturación por exceso es la que nos pone en la tensión subyacente a todo acto de emancipación pues nos permite tomar parte, por los que no tiene parte, como diría Rancière (1995). No las mujeres que luchan para no ser violadas o asesinadas dentro de todavía sociedades patriarcales, los migrantes  que viven muriendo en el mar o en las fronteras, los afrodescendientes  que mueren en las periferias junto a las fabricas contaminantes, en las calles de los Estados Unidas en manos de la policía o en las cárceles construidas para que los blancos vivan tranquilamente explotando a los negros, los niños, las niñas y adolescentes que no tienen internet, pero antes por los que no tienen  las  condiciones  para  educarse,   los ancianos  que  mueren  en  la soledad del abandono  dentro  de  una  sociedad  infantilizada  y  busca  eternizar  la juventud mediante la adoración de la buena vida, los miles de millones de personas que viven en las villas,los tugurios,las favelas,las colonias ,fuera del capitalismo y en las manos de las mafias y las iglesias evangélicas, y  los pueblos y nacionalidades indígenas condenadas a la eliminación desde la conquista y ahora por el capitalismo extractivista que los desplaza y mata. Ellos son, como piensa Badiou (2016), los muertos vivientes generados en el capitalismo global,antes de que llegara la pandemia.

 

El conejo en el sombrero

 

Una máquina delirante sin control ni regulación creada por las grandes Corporaciones que dieron origen a la globalización se impuso en casi la totalidad del planeta y nos arrebató lo infinito con su lógica de monopolio, expansión sin límites y con su modelo de financiación usurera, como el peor de los delitos, por medio de la fascinación que provocan los  letreros  de  Neón,  la músicay representan los personajes  famososen los letreros de neón de   Times  Square,Tokio, Moscú,Beijing,Hong Kong,Londres,Paris,   Buenos Aires,México,Bogotá,São Pablo. Tal fantasía no estaba afuera, nos pertenecía y habita en nosotros los ciudadanos del norte y del sur, urbanos y rurales, ricos y pobres, marginados e incluidos. Luego, no solo olvidamos la pregunta por el ser, como lo pretendió Heidegger (2008), caímos en el olvido de la pregunta ¿ es vivir?,al mismo tiempo que la naturaleza se convirtió en un objeto que lo experimentamos por el turismo, o lo necesitamos solo para hacer deporte, salir con nuestros hijos y mascotas de la cárcel moderna que construye el urbanismo, para des-estresarnos gracias a uno de los últimos gestos de caridad de la modernidad capitalista.

Vivimos atados a la condición de ciudadanos sonámbulos, consumidores frenéticos e  individuos aburridos y culpabilizados en la inmediatez del acto y la pulsión, dentro del capitalismo tardío como único e insuperable modelo de vida, a pesar de su eterna crisis y anulación del futuro, y con el aspecto seductor de un capitalismo pulsional, como lo señala Bernard Stiegler (2008). Los derechos humanos están encadenados a no sacar su rostro  fuera del sistema, por tal motivo, el derecho humano a la educación no se pregunta sobre qué educación, gesto que se repite en el obligatorio mandato de una educación a distancia, del mismo modo que los derechos de las minorías se reducen a la inclusión dentro de un sistema que los expulsa por inercia, como sucede igualmente con el añadido respeto a la naturaleza, sin de la brutalidad en la que el capitalismo   se   expande,   destruyéndola,   y   los   gobiernos   reformistas lo experimentan como inevitable su destrucción aunque guarden en su constitución o enuncien en sus políticas los derechos de la naturaleza.

Algo totalmente distinto se encuentra en la pretensión del encariñamiento con la naturaleza,de los pueblos indígenas del mundo. El derecho a vivir debe ir acompañado con respuestas simples, posibles y comunitarias, a partir de qué entendemos por vida; sin ello, seguiremos educando para la selección y la competencia en un mundo que no solo mata a otros, ahora sabemos que también nos mata,porque desde antes ha reducido la vida a la transacción entre el valor de uso y el valor de cambio. La necesidad vital se transa, con ella se especula. Las vidas no son iguales, ella, la vida es sometida al valor que le da el capital y que corresponde con a la Bolsa de New York, Londres, Paris, las cuales operan dentro de la aceleración matemática y el cálculo, nos gobiernan pero que interiormente son ingobernables.

Proponer como solución inmediata la educación a distancia, exige dos preguntas de fondo: ¿qué está pasando? y ¿qué es educar a distancia? Pasar por alto tales preguntas es igual a mantener el auto a alta velocidad, y en la misma dirección del abismo, o ahogarnos en las aguas gélidas del cálculo, como decía Marx.

Echar mano de las soluciones anteriores es lo único que tenemos cuando la ciencia esta tan perpleja y angustiada como nosotros, así el agua y el jabón, el confinamiento y la distancia responsable y obligatoria, son soluciones sensatas; pero querer hacer de magos, sacando del interior del sombrero de mago un conejo que ya estaba allí, ante el frenazo‒expresión usada por Walter Benjamin (2012) ‒, es creer que, en la catástrofe, hasta el derecho a pensar ha sido clausurado.

La educación a distancia profundizará las brechas, no solo porque ellas existen desde antes de la Pandemia, también porque la educación hace más diseños para los mejores, es disciplinada por las evaluaciones, asediada por la pérdida de la gratuidad, y su privatización y mercantilización están unidas al capitalismo digital. Por consiguiente, la educación retornara al destino del que se quiso separar, incluso por el relato antipedagógico de las neurociencias y de la inteligencia artificial que pretende hacernos creer que ya no necesitamos pensar, cuando olvida algo fundamental y que la inteligencia es un asunto biológico tal como lo señala Markus Gabriel (2016)

 

El agujero en la educación

 

La existencia es real,comemos,trabajamos,dormimos,amamos,tenemos sexo, todos estos aspectos conforman un espectro que podemos llamarlo real; sin embargo, cada uno de ellos está atravesado por la fantasía en la que se registra la virtualidad. En otras palabras, nuestro aparato psíquico real/simbólico/imaginario, -siguiendo a Lacan-, es afectado por la experiencia de la digitalización.  

El mundo virtual ha sido diseñado por el paso de lo analógico a lo digital. La famosa y repetida pregunta de todo coloquio y seminario sobre educación: ¿ apagar los celulares en el aula o no?, ya nos indicaba que en el aula no éramos los únicos, había entrado alguien sin invitación, y comenzamos a polemizar los dispositivos no era tan amables con la educación, pero, ¿acaso el aferrarse a la presencialidad va acompañada de nuestra ignorancia digital?, o, ¿qué hay en la educación que no puede ser virtualizado?

Lacancelaciónde la Escuela y de la educación formal debido al confinamiento y el distanciamiento social, responsable y obligatorio nos ha colocado en la práctica digital que se convierte forzosa y razonable, virtualidad que no es extraña para nosotros porque su presencia no es reciente, solo que ahora es ineludible e inusual.

Hasta ahora somos testigos de sistemas educativos virtuales que hacen costumbre con el mercado y por consiguiente con la casi nula democracia amparada en el acceso mayoritario y dirigida a la individualización.La ecuación,acceso-democracia, no es real y sin duda es una buena noticia para el mercado y para la democracia del número.

En cualquier caso, pareciera que no tenemos opción, l presencialidad debe ser suspendida, probablemente se extienda más allá de lo previsto; antes el afuera ya era inseguro, ahora es amenazante y terrorífico; incluso tenemos que obstaculizar que otros vengan a contagiarnos. Por fin,hay una buena razónpara que la ultraderecha, los racistas y xenófobos persigan a los migrantes;el sueño fascista se está cumpliendo amparados en que la distancia es cuestión desanidad”, “prudencia”, y mejor, desupervivencia

Poner distancia entre el maestro   y el estudiante,el jefe y el empleado o el obrero,tiene una carga ambivalente.La distancia virtual es afirmativa porque evita el contagio, ejecuta el contacto y garantiza la continuidad. La distancia virtual es denegación del cuerpo, individual y permite el paso a la sobre-explotación. Entonces, ¿cuál es la continuidad que prolonga?En clave educativa y pedagógica, ¿Qué nos permite? y ¿qué no nos permite la virtualidad? ¿Hay educación en la exclusividad de la virtualidad?

Meirieu (1995) piensa que la educación es una relación necesaria, asimétrica, transferible, en orden a la emergencia del sujeto. En consecuencia, el cuestionamiento es saber la educación a distancia como contacto establece otro tipo de relación o la destruye, sí la asimetría vuela por los aires porque el dispositivo reemplaza al maestro, sí deja de ser transferible porque la didáctica desecha el contexto, sí se puede llegar a ser sujeto desechando la corporalidad.  En realidad, pareciera que la prioridad de los aprendizajes y el avance tecnológico ha agujerado la noción de educabilidad.

La educación virtual nos brinda contactos sin relación. La escuela desaparece con la introducción del contacto digital y con ella los otros sentidos como el aprendizaje de la ley, el convivir con otros, la suspensión del tiempo, la corporalidad y la institucionalidad, al convertir en primordial algo que tenía solo el carácter de aleatorio.

La educación como contacto digitaldesconoce el antagonismo y la diferenciación. No es lo mismo educar en una familia de clase media que en una familia popular donde los datos o minutos del celular hacen parte de la economía del trabajo, o maestro rural o de la amazonia donde no hay señal de internet.No tiene en cuenta la diversidad de los aprendizajes por tal motivo pasa por alto que no es lo mismo ser maestro de educación básica, a ser maestro de educación especial o educación inicial o educación en arte.

Al eliminar el cuerpo se elimina también la importancia de la motivación, el acercamiento, el seguimiento, la escucha, precisamente porque la individualidad del mercado desmaterializa y por consiguiente,  irresponsabiliza, porque el cuerpo nos compromete y la virtualidad sin cuerpo burocratiza. Los resultados guían su manera de operar en contra de la palabra. Una educación sin cuerpo hace realidad el sueño de Descartes: el cogito determina el ser. Ergo, no es extraño que, entre más estudiemos a distancia, las desigualdades adentro y afuera se reproduzcan por el grado de abstracción en el que transitamos.

La educación a distancia hace saltar por los aires la institucionalidad. La mayoría de proyectos On Line, On Fly, no necesitan de un lugar, el lugar puede ser cualquier lugar, un café, un aeropuerto, la calle, la cama; el tiempo puede ser cualquier tiempo, la noche, los fines de semana, el descanso, las vacaciones. Sorpresivamente la apertura del espacio y la flexibilidad del tiempo en el confinamiento se convierte en un nuevo conflicto, la virtualidad se apodera de todos los espacios y tiempos. De hecho, en la pandemia el nuevo laboratorio de experimentación ha sido juntar  el trabajo, la vida conyugal, la educación donde se  lucha por los espacios y los tiempos, precisamente porque lo no institucional no reconoce que la vida se necesita ser institucionalizada y que la pedagogía por si misma tiene un importante componente de institucionalidad.


3.LOS NUEVOS COMIENZOS Y LA EDUCACIÓN

 Seguimos vivos

Después de no haber parado de llover noche y día, a torrentes, durante diez años en Macondo, Gabriel García Márquez nos cuenta en Cien Años de Soledad:

Los sobrevivientes de la catástrofe, los mismos que vivían en Macondo antes de que fuera sacudido por el huracán de la compañía bananera, estaban sentados en mitad de la calle gozando de los primeros soles. Todavía conservaban en la piel el verde de alga y el olor de rincón que les imprimió la lluvia, pero en el fondo de sus corazones parecían satisfechos de haber recuperado el pueblo en el que nacieron. La calle de los turcos era otra vez la de antes,la de los tiempos en que los árabes de pantuflas y argollas en las orejas que recorrían el mundo cambiando guacamayas por chucherías, hallaron en macondo un buen recodo para descansar de su milenaria condición de trashumantes(...) Era tan asombrosa su fortaleza de ánimo frente a los escombros de la mesas de juego, los puestos de fritangas, las casetas de tiro al blanco y el callejón donde se interpretaban los sueños y se adivinaba el porvenir, que Aureliano segundo les preguntó con su informalidad habitual de qué recursos misteriosos se habían valido para no naufragar en la tormenta,como diablos habían hecho  para  no  ahogarse, y  uno  tras  otro, de  puerta  en  puerta, le  devolvieron una sonrisa ladina y una mirada de ensueño, y todos le dijeron sin ponerse de acuerdo la misma respuesta: Nadando” ( 375-376 )

¿Cómo será el día después del COVID-19? ¿Morirá el capitalismo como lo predice Zizek (2020)? o se normalizará el Estado de excepción de Agamben (2005)? ¿Aparecerá con fuerza una sociedad híper vigilada y controlada debido a la apropiación de nuestros datos como lo predice Byung Chul Han (2020)? ¿Continuará y mejorará la performance de la bio-política de Foucault (1978-1979) y se acentuará la Necro-política de Achille Mbembe (2011)? o ¿seguiremos en la expansión de las discriminaciones y los racismos que descubre Esposito (2009) debido a la relación estrecha del munus de la comunidad e inmunidad?

¿Cuál es nuestra certeza del mañana, cuando nadie puede imaginar lo que pasará la próxima semana? ¿Qué tanto sabemos del futuro? cuando los dioses nos han abandonado, y solo quedamos nosotros, desnudos, frágiles, con el miedo a morir sobre el que nunca antes pensamos, aunque lo sabíamos desde el momento de nacer, que solo experimentamos en los otros y nunca en nosotros mismos, sobrellevando nuestros muertos sin tiempo para llorarlos,ni para hablar de ellos porque son devorados por las cifras en tiempos de supervivencia mundial, muertos furtivos en las casas y flagrantes en las calles por los videos de los celulares de los pobres, con su pobreza soportada desde mucho antes, exacerbada por el Neoliberalismo y transformada en miseria por la Pandemia, gobernados por la infamia del Estado que no tiene más que la mentira y el autoritarismo, rodeados por políticos que se ponen la máscara espuria de la preocupación, a fin de disimular sus miserables y criminales intereses.

Cien años de soledad nos recuerda que venimos de millones de batallas, que no somos más que supervivientes, y aunque la incertidumbre sea el nombre del futuro hemos aprendido a vivir, aunque tengamos algún salario seguimos en el día a día del pueblo pobre y digno. Estamos seguros que la vida continuará, no porque lo leímos, sino por nuestros abuelos, amores, amantes, hijos y amigos y amigas son sus testigos contra el evangelio de la perdición que ha escrito occidente,el norte y el capitalismo,por la historia que nos contaron y que existe más allá de las bibliotecas, por la cultura que   no está encerrada en los museos,por la educación que está más allá de las escuelas.

Por todo anterior podemos decir a los empresarios que no hay economía sin vida,pues la muerte no se negocia, y la vida no es una mercancía; que no hay política sin vida de lo contrario lo que tenemos son pequeños gestores de la maldad y principiantes de dictadores; que no hay educación sin vida porque no se trata de saber más sino de vivir con, vivir para, y no solamente vivir. Que la vida es lo más importante admitiendo que la muerte es esa parte de la vida que solo puede llegar porque luchamos por ella   y la celebramos cuando llega,y fuera de tal gesto solo irrumpe la vergüenza y la deshonra que se ha alcanzado por ejemplo con Guayaquil,el nuevo Kosovo del siglo XXI,que solo provoca que la santa rabia reemplace el miedo, contra los que no se hicieron cargo de su responsabilidad, y se exculpan en la mentira y la culpabilización de otros. El Sein zum Tode de Heidegger (2008) se ha hecho trizas cuando se ha roto el sueño de una Unión Europea, o de una América en Latinoamérica por esa derecha inmoral que nos gobierna mundialmente.

Ya no morimos de manera consciente en el existente ontológico, si bien el virus no discrimina, la mayoría de los que mueren son los viejos, los pobres, los negros, los migrantes, que nos recuerdan que el confinamiento es un privilegio. Aun así, se muere en una doble soledad, la de la misma muerte porque morimos solos, y la del confinamiento. Los cadáveres en las calles y atiborrados en los cementerios rompen el cuadro de cualquier estética, ni siquiera son contabilizados; ya no se muere antes de tiempo, como lo denunciara Bartolomé de Las Casas (2011),se muere fuera del tiempo y dentro de la ciudad, en las casas, las tiendas, los cuartos, las calles, sin aviso, sin rituales, sin abrazos y sin lágrimas. El ser para la muerte sigue siendo una buena noticia para el asesino como Trump, Boris Johson y Bolsonaro, tal como lo pensó Levinas (2014). La muerte es la no respuesta, decía él, luego, queda  suspendida  la pregunta del por qué en un hilo muy fino, mientras el ángel de la historia de Walter Benjamín, mirando hacia la destrucción del pasado, es empujado hacia el futuro apocalíptico.

A pesar de todo, la vida solo existe como duración, es decir, no es un instante, no es el pasado, no es un mero recuerdo, o solo pesadillas.   Bergson (1977) en Memoria y Vida, decía queEl universo dura. Cuanto más profundicemos en la naturaleza del tiempo, tanto más comprenderemos que duración significa invención, creación de formas, elaboración continua de lo absolutamente nuevo “ (pp.11) Lo que dura no es lo que  se conserva, porque si la vida se guarda se pudre o se vuelve fría como  el dinerotampoco la duración es lo que se copia, ella se reproduce, reinventa y da lugar a lo nuevo.

 

No hay opción, tenemos que comenzar de nuevo

 

¿Cuáles son los nuevos comienzos para una educación que es la garantía, como decía Hannah Arendt (1989), de la continuación del mundo? Una vacuna es imprescindible, la necesidad de tener sistemas de salud públicos de calidad, es incontestable; un nuevo sistema de salud mundial es necesario, para prevenir futuras pandemias;un sistema económico que no mercantilice lo común y lo público y de apertura a la vida,es urgente,que mida el crecimiento en términos de protección de la vida de la naturaleza y de los más vulnerables, que proponga la felicidad como un indicador mundial, y que no se confunda felicidad con el goce del consumo, que rompa con ese desequilibrio mortal y escandaloso del 1% que es dueño del 80% de la riqueza mundial y deja a más de un 50% sin nada, mientras ese otro 49% se reparte el 20% de la riqueza y defiende la injusticia asesina de ese 1%. Requerimos de gobiernos que no destruyan la naturaleza como condición para el desarrollo porque nos hunde el en subdesarrollo mental y nos condena a la muerte;una política que no construya fronteras, abierta al otro, consciente que si se hacen guerras recibirá desplazados, que si explota y coloniza en otros lugares estará cercada de migrantes, una política que sea consciente de que toda acción hacia afuera repercute adentro; y sobretodo de un sistema de educación como el lugar para construir los nuevos comienzos, los comienzos que se hagan cargo de lo peor y de lo mejor.

Solo en la educación podemos crear nuevos comienzos que permitan la duración de la vida,porque la educación no es un asunto de magia,o de poder.Se necesita dinero para educar,pero,no solo eso.No por tener dinero se es más educado, no por tener poder se puede conocer más. La educación requiere trabajo, pasión, dedicación y compromiso. Un burócrata es un insulto para la educación, un pragmático es un hipócrita educativo. La educación de los nuevos comienzos es la de los comprometidos con la humanidad, de los enamorados de la vida, de los y las que sueñan con otros mundos, de los subalternos, e insubordinados.

Cada vez que se educa una niña,un niño o un adolescente estamos rompiendo con el fatalismo de los aristócratas, impugnamos las cifras  de  los  economistasy  soslayamos  la tentación autoritaria de los poderosos. La educción es un no al destino, por eso mancomunamos el principio de educabilidad de Meirieu:todo ser humano es educable,y con fortaleza afirmamos que no habrá un nuevo comienzo sin que la educación sea un derecho humano, un bien público y un deber del Estado.

¿De qué dependen los comienzos de la educación? Los sistemas nacionales de educación suelen ser tan mediocres como sus gobernantes y directivos; y tan buenos como sus maestros y estudiantes. Los comienzos se gestan desde abajo, con ideas, fuerza, sueños, entrega y sacrificio. Siempre es bueno que haya una autoridad que empuje, pero lo importante nunca estará allí.

No hay comienzos sin rupturas. Un buen comienzo es romper con el matrimonio entre capitalismo y educación que cuando no se logra nos lleva a decir de manera casi inconsciente, que la educación no puede parar. ¿Por qué no puede parar? Acaso tenemos que hacer creer a los niños y las niñas que afuera pasa nada, no nos damos cuenta que tienen tanto miedo como nosotros, por qué repetir la perversión entre realidad y fantasía que retrata el film la vida es bella. Romper con este sistema es parar la vulgaridad del discurso del emprendedor como gran invención del capitalismo tardío que camina hacia la destrucción del planeta y por consiguiente de todo lo que llamamos humano. La aceleración del capitalismo es nuestra aceleración. Vivimos dentro de un sistema que nos hace sentir culpable de no producir, aun en el confinamiento y donde pensar se volvió un deterioro de tiempo.

Un buen comienzo es reconciliarnos con la lógica de lo viviente. Solo nos acordamos de la existencia de la naturaleza cuando ella acredita la capacidad de destrucción como ahora con un virus que todavía los científicos no se ponen de acuerdo si es biológico o no. Charles S Cockell, astrobiólogo de la Universidad de Edimburgo dice en una entrevista en el diario The Guardian:no importa si el virus está vivo o no y que no nos pongamos de acuerdo, lo relevante es conocer su biología, como interactúa y como lo podemos vencer”. Tristemente la noción de vida ha sido atenuada, por consiguiente, mientras la vida solo sea atribuible a lo humano, los animales, la naturaleza y grupos que tradicionalmente han sido catalogados como , estarán condenados y condenaran la Vida de todo.

Llama la atención que a la naturaleza a la que hemos destruido sin piedad y sin mala conciencia, ahora que nos sentimos amenazados por ella, declaremos la guerra. Debamos advertir que la capacidad de destrucción del Covid-19 está por encima de cualquier gobierno. Se trata de un enemigo más destructor que el enemigo de las guerras convencionales.Hasta la segunda guerra mundial los enemigos eran los estados; desde el 2001 los enemigos fueron los terroristas que pertenecían al mundo árabe con los anteriores grupos guerrilleros o comunistas. Ahora, el nuevo enemigo es global e impredecible. La declaratoria del enemigo ha servido para una reacomodación del poder global. Los   enemigos  de  nuestra civilización fueron decididos por países colonizadores y saqueadores y no entre religiones como   lo quiso hace aparecer Samuel Huntington, hoy la lucha es contra un enemigo que hace parte de la lógica viviente como lo señala la filósofa francesa Claire Marin en el período , porque nuestros cuerpos están marcados por los estragos de los virus y nos recuerdan su origen animal y aunque encontremos, ojala pronto, una vacuna, tendremos que aprender a vivir con él, con ellos, porque los virus nunca desparecen. Luego,¿Estamos en una guerra o en un momento inédito?En la guerra siempre hemos vivido. No son pocos los discursos invitando a hacer una guerra contra la pobreza, o el analfabetismo.

Salir de la guerra y aprovechar de este tiempo inédito es hacer girar la educación. Sería un error para cualquier sistema de educación seguir formando estudiantes competitivos y exitosos para un modelo de desarrollo que enriquece a unos pocos,empobrece a la mayoría,y a todos nos embrutece;que desarrolla  nuestra  inteligencia  pero  que  humanamente  nos  hace  miserablesque domina a la naturaleza cuando en realidad nos encierra en nuestra casa, y en un tipo de vida estresante, en ambientes contaminados, en delirantes ritmos de consumo, y  en la soledad de nuestras vidas, mientras la naturaleza hace implosión, ahora con sus límites desconocidos para la ciencia e inadvertidos para el planeta, y pronto en el ya previsible y no escuchado escenario del Cambio Climático; que forma individuos en la lógica   letal   y   ridícula   del   neoliberalismo;   que   es   abrazada   por nacionalismos decimonónicos dentro del gran olvido ontológico de la interdependencia de la especie, la sociedad y el individuo; que continua en la disciplina porque califica a la trans- disciplina como un asunto de pedagogos mediocres;que inventa la fantasía de una inteligencia fuera de lo humano porque cree que existen tecnologías libres e inteligentes; que no rompe con la creencia en una ciencia sin deseos y sin estar inscrita en una visión-mundo; y que sigue apostando por las ciencias sin filosofía.

El individuo no es autónomo; la sociedad no es omnipotente; el Estado no es un Leviatán que debe destruir el estado de naturaleza; la ciencia es una forma de conocimiento entre otros; el mercado no es la solución central de una sociedad. Tenemos que defender la vida dentro de la lógica de lo viviente.

Por último, un nuevo comienzo, implica profanar lo inevitable. La mascará de lo inevitable la tiene el capitalismo; el desarrollo occidental, la  educación  en  las matemáticas y el inglés; un igual modelo de universidad para el planeta; la globalización del mercado y su estética repetida en nuestro barroco moderno; los  migrantes muriéndose en el pateras que navegan en el Mediterráneo, en Calais, LampedusaLesbos, en las fronteras de EE.UU-México, España-Melilla, Israel-Palestina,Turquía-Grecia-Siria;la escandalosa desigualdad y pobreza en el mundo;la aceleración ebria ;la inteligencia artificial como la oportunidad de nuevas subjetividades.

El virus Covid-19 ha logrado la profanación de lo inevitable, nos coloca a todos, todas y todes en el momento de lo posible. El filósofo italiano « Bifo » Berardi (2020) escribe lo siguiente: lo que no ha podido hacer la voluntad política, podría hacerlo la potencia mutágena del virus. Pero esa figura debe prepararse imaginando lo posible, ahora que lo impredecible ha desgarrado el lienzo de lo inevitable


Comentarios

Entradas populares de este blog

LOS NUEVOS COMIENZOS Y LA EDUCACIÓN, REFLEXIONES DESDE EL CONFINAMIENTO

Sobre el autor