FORMACIÓN DE MAESTROS Y MAESTRAS PARA EL BUEN VIVIR


Introducción

 

    ¿Pueden tener identidad las instituciones? ¿Qué es la identidad de una institución? Los esencialismos han sido bastante cuestionados por la filosofía contemporánea, por consiguiente el discurso de la identidad cayó en sospecha. Pretender afirmar que algo es, ha merecido un enorme cuestionamiento. Pululan los discursos en torno a la volatilidad de las identidades. Algo no es, deviene, afirmaron corrientes de pensamiento de la década de los sesenta del siglo pasado. El devenir se convirtió en prioridad para la ontología contemporánea. No somos, devenimos. Además, con la presencia del psicoanálisis y la emergencia del deseo, la pregunta sobre la identidad obtuvo una clara respuesta: somos aquello que deseamos ser.


    Sabemos que una institución es algo más que la suma de personas, y que su identidad es una construcción, no obstante su carácter artificial es importante para su vida. Es decir, porque las instituciones tienen vida, requieren de una identidad. Por tal motivo, la pregunta sobre cuál queremos que sea la identidad de la UNAE, no es un asunto irrelevante ni carente de sentido. Por lo tanto, dicha pregunta la tenemos que situar en su origen, pues las instituciones, lo mismo que las personas, no se originan en la nada.


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