INICIO DE UN GRAN SUEÑO PARA LA EDUCACIÓN, LA INAUGURACIÓN DE LA UNAE

27 de mayo del 2015, Chuquipata -  Ecuador

 

     Hoy 27 de mayo del 2015 estamos aquí en la UNAE, en la parroquia de Javier Loyola,  Chuquipata, Cantón Azogues, Provincia del Cañar. El 4 de febrero del 2015 por designación del Presidente del Ecuador asumimos la responsabilidad de crear y construir la Universidad Nacional de Educación del Ecuador, universidad emblemática, proyecto que fue luchado por el pueblo ecuatoriano,  pensado y definido  en la nueva CONSTITUCIÓN del 2008, diseñado en la Ley Orgánica de Educación Superior - LOES del 2010, y que fuera aprobada por la Asamblea Nacional en diciembre del 2013.

Aquí estamos con 280 estudiantes que inician las carreras de Educación Inicial y Educación Básica, con 34 docentes de 8 nacionalidades que dejaron sus vidas, y se vinieron a apostar y construir este proyecto nuevo, desafiante, y esperanzador para el Ecuador, la región y el mundo.

Aquí estamos los que vamos a construir la universidad de los maestros y maestras del siglo XXI, acompañados de la fuerza de quienes lucharon por tener una universidad dedicada solo a la formación de maestros y maestras que transformarán la educación ecuatoriana, imbuidos del espíritu de quienes debatieron el proyecto, lo escribieron y que nosotros heredamos, pues nunca nada comienza desde cero. Aquí estamos gracias a un gobierno que supo que ser maestro es la profesión de las profesiones.

Vamos a tener que luchar contra los profetas de la desgracia porque consideran que en el Ecuador no puede surgir algo nuevo, también contra los que piensan que las universidades emblemáticas debilitan a las existentes sin darse cuenta que en el mundo nacen ahora nuevas universidades solo para hacerse cargo de objetivos estratégicos vinculados con los grandes desafíos de nuestros tiempos. Esta será una lucha que estará más allá de las razones, pero solo ustedes, maestras y maestros en formación serán quienes hagan posible una nueva educación que nos permita confiar en nosotros mismos y construir el futuro que nos merecemos, de justicia e igualdad.

Este momento huele a Sur, se siente el Sur, hemos vuelto al Sur, como Piazzola bien interpretó, el Sur donde se vuelve al amor. Hoy es una fecha histórica, por eso tenemos el corazón contento, pues estamos en nuevo comienzo, somos testigos y actores de un nuevo nacimiento, estamos aquí para provocar un cambio, haciendo lo que tenemos que hacer para transformar la historia por la formación de nuevos maestros que educarán listos para el Buen Vivir.

La UNAE ha sido pensada para formar a los nuevos educadores del siglo XXI, sabemos que no somos la única universidad que tiene educación, hay 33 facultades de educación en todo el país, pero somos la única universidad que se dedica exclusivamente a la educación, por eso extenderemos la mano a las universidades hermanas para crecer y aprender mutuamente.

Más allá de las exigencias del PhD en educación, requisito fundamental en nuestra universidad, sin perdernos en estas distinciones, pero tampoco sin caer en relativizaciones para justificar la mediocridad, contamos con un modelo pedagógico que nos guiará,  con contratos a nuestros docentes a tiempo completo para romper con la precarización propia de la mercantilización que se justifica en la austeridad, con el compromiso de hacer una universidad de investigación, de lo contrario nos hundiremos en eternas repeticiones y obsoletas  prácticas y discursos que inciden en los aprendizajes.  Queremos que la UNAE tenga una fuerte vinculación con la comunidad, distinción propia de la universidad latinoamericana que va a la sociedad y deja que la sociedad ingrese.

Pretendemos no ser los primeros, pero si los mejores en la formación de los maestros para el Buen Vivir. Queremos la excelencia en la docencia, la investigación, el bienestar universitario y la infraestructura; sobretodo la ética en la gestión. No estamos aquí para repetir, estamos aquí para crear algo nuevo, por ello tenemos que ser críticos con nuestro pasado, lucidos en el presente, y visionarios en el futuro.

 

Ahora, permítanme dirigirme a los profesores que inician con nosotros:  

       

        Enseñamos a aprender y aprendemos a enseñar para que nuestros estudiantes vivan la alegría de nuestros sus propios descubrimientos. La educación de cada uno tiene la experiencia de alguna maestra o maestro que resuena, porque no fue igual a todo lo demás, quien nos marcó para siempre. Les invito a cada una y cada uno a hacer la diferencia, a convertirse en alguien que sus estudiantes no olviden. Este no es solo un lugar para dar clases, no es solo un lugar para cumplir, no es un lugar para buscar el poder personal porque es educación lo que hacemos aquí, es un lugar para hacer realidad un sueño, para comprometernos, y si no lo ven así, están en el lugar equivocado. Estamos aquí para vivir un acto creador que nos exige la historia y por ella seremos juzgados.

      El Fedro de Platón nos recuerda que se puede enseñar mientras se pasea tranquilamente por la orilla del rio. Tenemos mucho espacio para caminar en este hermoso valle, sentémonos tranquilamente en el lugar que nos plazca, pongámonos cómodos mientras leemos, escribimos, pensamos. Sabemos que el rio Burgay no pasa por en medio de la tarima del profesor, hemos entendido que hoy se trabaja por grupos, que los programas cerrados no son buenos, que tenemos que estar más allá de la verificación de las ausencias, por tal motivo esperen que antes de un descanso un estudiante les diga, no termine la clase profesor. Hagan de sus clases una fiesta del saber, con grupos de descubrimiento alegres y espontáneos. Inspírense en Claperede para que cada estudiante construya su propio saber.

    Rompan con las latas del saber herméticas reservadas a las elites. Compartan lo que aprendan y siempre aprendan. No permitan que se instalen las violencias simbólicas generadoras de exclusión. Tenemos que hacer posible una verdadera democracia ofreciendo a todos los alumnos los medios para comprender el mundo y ocupar, desde ahora, un lugar en él.


Terminaré dirigiéndome a los y las estudiantes que inician sus estudios en la UNAE.

    Queridos estudiantes, no tienen que elegir entre ser profesores y el saber. Ustedes pudieron elegir otras carreras, pero decidieron ser maestras y maestros de la UNAE.  Ustedes están aquí para transformar la educación del Ecuador, estén a la altura de este sueño.

      No basta con saber leer para poder enseñar la lectura a los niños y niñas. No basta con saber practicar el salto largo para ser profesor de educación física. La tarea de aprender les obligará al encuentro con lo desconocido. En cada aprendizaje se enfrentarán a algo que los supera como bien nos lo enseñó Vygotsky. Aprender es ver como se tambalean nuestras certezas. Pero sobretodo, no olviden que aprender es nacer de nuevo, nacer a otra cosa, sentirse jóvenes a pesar del pasar de los años.

    Amigas y amigos, porque sabemos que debemos revolucionar la educación, por eso estamos aquí en Chuquipata, ubicada en este país de volcanes, de indígenas, afroecuatorianos, mestizos, de gente noble, bella y luchadora.

    Les invito a todos a tener conciencia de este momento, a comprometerse para hacer realidad este sueño llamado UNAE, y aportemos con inteligencia, fuerza y vitalidad a la esperanza de las generaciones que están por nacer.

 

Muchas gracias por su escucha.

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