LA DISTORSIÓN DEL SUMAK KAWSAY

1.            

            A manera de conclusión:

¿Qué pensamiento subyace al Sumak Kawsay? Estas son algunas de las líneas generales del paradigma   del Sumak kawsay :

    El Pensamiento comunitario. La comunitariedad deja entrever otro origen del pensamiento en el nosotros (Lekensdorf 2011). Al contrario de la ciencia de la Modernidad que inicia con el ego cogito (Descartes, 2009), este nuevo paradigma se instituye en el nosotros, un nosotros que no es primordialmente racional, es sentiente, reciproco, solidario y político.

     El sentir es el origen del pensar y la forma comunitaria del pensar refuerza el sentir comunitario. En cierta forma la vida no se comprende sin el sentir de la naturaleza y la comunidad. Por lo tanto no estamos en el pensamiento frio de la razón que retira todo sentimiento para garantizar la objetividad, precisamente porque la objetividad de la naturaleza no tiene sentido para el paradigma del Sumak Kawsay. En tal sentido, los runas afirman el encariñamiento (Yamberla Carlos et Al, 2011) con la naturaleza como un principio epistemológico central. Si no existe una relación sentiente entre la comunidad de los runas con la naturaleza es imposible conocer las reglas de la naturaleza.

     El pensamiento comunitario es recíproco. La reciprocidad es  la base de la comunidad, esta es económica, política, social y epistémica. Lo que se aprende, estamos en la obligación de compartirlo a los otros,  porque la reciprocidad es una ontología y no simplemente un gesto. Las comunidades desconfían de los investigadores porque normalmente usurpan el saber comunitario con un fin personal, donde los beneficiados son agentes individuales externos a la comunidad. En muchos casos el saber que se usurpa tiene fines mercantilistas.

     La comunitariedad es un mandato que da origen al trabajo el  cual da origen a la sabiduría y después al poder. El Munay antecede al Ruray, el Ruray al Yachay y el Yachay al Ushay (Universidad Intercultural Amawtay Wasi, 2004 ). El pensamiento nace en el mandato comunitario y es fruto del trabajo y el compromiso. No existe un pensamiento que conduzca al trabajo como en el mundo occidental. El pensamiento se origina de manera inmediata en los trabajos que preparan la cosecha. El poder, por lo tanto, se origina en el mandato colectivo y no puede separarse de la sabiduría de la comunidad. Dicha relación es cíclica y dinámica.

     El mundo occidental  nace con la actividad del cogito ergo sum del racionalismo  y del lenguaje en el caso del positivismo. Para el Sumak Kawsay no es el pensamiento el que da origen a lo real. El cosmos, y la naturaleza es el origen de la vida. Por consiguiente, el pensamiento no tiene una postura de supremacía sobre la vida, es parte de la vida, es un pensamiento que recrea la vida.

     Las comunidades tienen varios tipos de comunitariedad. La comunidad de las deidades, la comunidad de la naturaleza y la comunidad de los runas. Estas comunidades  se interrelacionan entre si. No puede existir la una sin la otra. El principio de interdependencia reclama una comunicación directa, respetuosa y regular entre ellos.

     Por último, los comportamientos y el juicio sobre los mismos se sostienen por reglas comunitarias. Un solo corazón shuk shungulla, un solo pensamiento shuk yuyaylla, una sola mano shuk maquilla (Codenpe 2011) La unicidad del pensamiento es una forma de vida que se consigue por la diversidad que se desarrolla al interior de la comunidad.

     El pensamiento simbólico. El simbolismo hace parte de mitos fundantes, festividades rituales, la gestualidad, el lenguaje simbólico y los lugares sagrados (Universidad Intercultural Amawtay Wasi Op. cit). Todas estas formas de simbolismo están interrelacionadas, porque el rito actualiza al mito, la gestualidad conforma la fiesta, el lugar sagrado   vivifica a la comunidad  y el lenguaje teje el pensar simbólico. El símbolo vehiculiza el mito, inspira la gestualidad del runa, integra el lenguaje y canaliza el encuentro en los lugares sagrados. 

     No hay identidad sin simbolismo y no existe el simbolismo sin la comunidad. La identidad es de carácter simbólico y comunitario. Las construcciones identitarias son solidarias entre aspectos múltiples y diversos en tanto en cuanto se encuentran más allá de la racionalidad empírica y técnica. En sentido estricto, las identificaciones anteceden a cualquier psicologismo lógico.

     La comunidad se fortalece por medio del pensamiento simbólico que se evidencia en la vida cotidiana. El estar siendo del runa transcurre en el simbolismo comunitario que contiene los  significados de todos los fenómenos que conforman la vida. El mundo es símbolo, y es en este reconocimiento que se habita en un dialogo sin descanso. En efecto, el símbolo es la mediación con la realidad.

     El simbolismo enfatiza en que las cosas no son su uso, o que la técnica no es el fin de la vida. El mundo significa y sus significados hacen parte de la vida. El Yachay escucha el cosmos y habla con la naturaleza  y las comunidades. Debido a que la vida esta extendida, la comunicación se puede realizar con los ríos, las colinas y las montanas. Su hablar es continuación del escuchar, y es por ello que se trata de una palabra breve y continua, y sobretodo de un hablar  con verdad.

     Si todo es signo, todo está significando. Dicha propiedad le concede un valor preponderante a la palabra por encima de la escritura. El valor de la palabra se sitúa por encima de la ley que normalmente es identificada como el arma del invasor, el colono y el apologeta del desarrollo. En efecto, si la ley es estática, la significación es dinámica y cambiante.

     El pensamiento armónico. La armonía se establece con la comunidad, la naturaleza y el cosmos. La ruptura de la armonía es el principal problema de ahí la necesidad de tener practicas, ritos, palabras y comportamientos para recuperar la armonía.

     En el campo del trabajo con la naturaleza encontramos prácticas como la reciprocidad, la redistribución, la ayuda mutua, la minga las cuales son formas que construyen la armonía. Estas prácticas armonizan el individuo con la comunidad, la naturaleza y el cosmos. Al ser tan importante la armonía, el dar va acompañado de la reciprocidad haciendo parte de la solidaridad radical. La redistribución garantiza la armonía ante los constantes desequilibrios económicos debido a imprevistos en la cosecha o calamidades personales o familiares. La ayuda mutua es una forma cultural de trabajo que se mantiene junto con la minga a pesar de la penetración del capitalismo en sus territorios físicos y mentales.  

     La armonía nunca es una realidad asegurada, por tal motivo existen los equilibrios dinámicos los cuales arriban a la armonía por momentos, de este modo las comunidades están  obligadas  a mantener sus  dispositivos de equilibrio activos como una cuestión vital.

     La armonía no es compatible con los sistemas totalitarios y liberales ya que estos están  atravesados histórica y antropológicamente por la negación, o la negación de la negación. El mundo occidental es un mundo de negación en su devenir, por eso necesita de la guerra, la competencia y el mérito Nos construimos a partir de la negación del otro. En consecuencia, la igualdad es una política propagandística que busca cerrar las brechas sin romper con el sistema competitivo y de negación que las produce. Así la negación sigue incrustada en la ontología y la igualdad deviene básicamente igualdad para competir.

     El pensamiento armónico se sostiene en la complementariedad que no elimina la contradicción. El mundo es diverso y dual, y es en este medio que se efectiviza la complementariedad armónica. La complementariedad reconoce los principios duales y en oposición –yari-warmi; chiri-cunu; tuta-puncha, inti-killa- Los opuestos están incluidos en un ente armónico e integral.

    El pensamiento holístico. En el paradigma del Sumak kauwsay todo esta interconectado. La naturaleza no se comprende sin el runa y la comunidad, y el runa y la comunidad no se pueden comprender sin la naturaleza. Ellos conforman una misma realidad sin perder sus diferencias.

     Las relaciones y las interrelaciones son la base epistémica de este pensamiento. Las disyunciones del pensamiento occidental entre el ser humano y la naturaleza, individuo, sociedad y especie, naturaleza y cultura, son ininteligibles para el mundo del runa. Las separaciones entre técnica/política, hombre/mujer, niño/ adulto, joven/anciano, espiritualidad/materialidad, sujeto/objeto no tienen ningún sentido.

     Las relaciones e interrelaciones demuestran que la vida es una  trama, de tal manera cualquier ser vivo no es lo que vemos, pues las energías hacen parte de su ser y cuando estas se fracturan los seres se enferman hasta la muerte. El sujeto depende de un entorno, próximo y lejano.

    Las relaciones están guidas por el principio de complementariedad y proporcionalidad. La complementariedad en sentido amplio se sustenta en la relacionalidad y la armonía que conforman la noción amplia de la vida que es ontológicamente diversa. La proporcionalidad no es la igualdad de oportunidades del liberalismo o la igualdad del comunismo, es una  geometría de tipo fractal guiada por la noción de diversidad cambiante.

    Desde el acto mas insignificante hasta el mas transcendente, el runa demuestra su convivencia con el Hanan Pacha, el Kay Pacha, y el Uku Pacha. Dicha convivencia se realiza por corresponsabilidad. La ruptura en la convivencia, no solo que rompe la armonía, sino que atenta contra la vida.

El pensamiento (1) comunitario, (2) simbólico, (3) armónico, y (4) holístico esta articulado a practicas diferenciales en el ámbito de la salud, el gobierno, la economía, el poder, la relación con la naturaleza, la ritualidad, y todos los aspectos que componen la vida. Las lógicas de Paradigma del Sumak Kawsay están inscritas a dichas prácticas. No existe la lógica del aristotélico del tercero excluido. Existe una visión de mundo que es más una cosmo-vivencia que una cosmovisión donde se insertan las lógicas del pensamiento, los valores, las verdades y los comportamientos comunitarios.


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