QUE ES UNA INSTITUCIONALIDAD SISTEMICA


Una institucionalidad sistémica es un conjunto de organismos, dependencias, regiones, departamentos y personas interrelacionadas entre ellas; organizadora de microsistemas y dependiente de ellos; atravesada por macro-sistemas de los cuales depende su equilibrio y regularmente es desequilibrada.

La inter-relación sistémica tiene tres niveles:

  • Una inter-relación horizontal entre los elementos que componen el sistema. Lo importante para la teoría sistémica no son los componentes sino los caracteres emergentes que surgen en la inter-relación.
  • Dos, la inter-relación al interior del sistema con los microsistemas. Para todo sistema es importante analizar las relaciones entre este y los microsistemas que lo componen. 
  • Tres, la inter-relación exterior de los macro-sistemas con el sistema, que desequilibran y potencian al mismo tiempo el sistema.

La inter-relación entre el sistema, los micros-sistemas y los macro-sistemas nos lleva a la siguiente teoría del cambio:

  • Los cambios en el sistema desequilibran a los micro y macro-sistemas, y viceversa, los cambios en un microsistema tiene la posibilidad de desequilibrar al sistema y modificar el macro-sistema. Alguna modificación insignificante, surgida como digresión puede cambiar toda la relación sistémica dependiendo de las diversas variables que interactúan. 
  • En la vieja institucionalidad se considera que los cambios solo pueden provenir del macro-sistema y estos deben ser intencionados. En la teoría sistémica aprendemos que los cambios pueden suceder del interior al exterior, de lo pequeño a lo más grande.
  • Ningún sistema se encuentra en equilibrio constante. El sistema desequilibrado buscara el equilibrio.
  • Los desequilibrios son constantes, de afuera hacia adentro, de adentro hacia fuera. En consecuencia todo sistema requiere de feedback para corregir la desviación y buscar el equilibrio.
  •  En cierta medida el sistema no es central pues el centro va cambiando a partir de los movimientos sistémicos.
  • La fuerza del cambio va a depender de las relaciones visibles o no que se establece entre los tres niveles de modificación.

 

Para explicar la institucionalidad sistémica, vamos a separar la explicación en dos momentos: 1. que es una institucionalidad sustentable. 2. que es una institucionalidad sistémica.

 

La institucionalidad sustentable

 

La institucionalidad sustentable del MAE: es la institucionalidad que desde la rectoría, la planificación y el control, articula las reglas del juego, las capacidades y la credibilidad.  La rectoría del MAE es la encargada de determinar las reglas del juego. A pesar de la amplitud de la expresión, REGLAS DEL JUEGO, aquí la vamos a comprender con varios énfasis: el poder, los discursos y las prácticas.

·        El poder: es muy difícil que una institución pueda ser transformada sin que detectemos, señalemos, pensemos y cuestionemos: los lugares donde se origina el poder, sus representaciones, sus relaciones con lo legal y lo ilegal; sus prácticas.  

·        Ligado al poder encontramos las fuentes de verdades: ¿qué verdades son las que constituyen la antigua institucionalidad? ¿De donde vienen? Existen muchas verdades que no han sido construidas por los miembros del sistema. Para un cambio se requiere reconstruir el conjunto de verdades, pues muchas de ellas no son relevantes, otras están en la obsolescencia, otras son validas pero requieren ser re-significas, y por ultimo, nuevas verdades aparecen dentro del mapeo institucional. Además, algunas de esas verdades forman parte de sistemas de dominación las cuales son significativos obstáculos para llegar a constituir una institucionalidad sustentable.

·        Las prácticas: aunque las prácticas pretendan ser ubicadas en la direccionalidad de las leyes, las prácticas más significativas de una institución no son aplicaciones. Ellas siguen sus propias lógicas. Inclusive las practicas son el origen de muchas verdades que están presentes en la institucionalidad, tienen mayor fuerza que las leyes aunque ocupen el lugar de lo no dicho o de aquello que no se puede decir. Observar las prácticas a partir de la Cibernética de segundo orden es el ejercicio más efectivo para llegar al control de cambio.

 

2. La institucionalidad sustentable contiene unas capacidades y competencias: No hay sostenibilidad sin recursos, capacidades y competencias. Para el cambio institucional tenemos que definir cuáles son esas capacidades que existen dentro de una institución específica. Diagnosticar las competencias existentes y anticipar las capacidades futuras es desafiar el pasado a partir del presente. Paradójicamente lo nuevo no se puede construir sin lo viejo al mismo tiempo que el advenimiento de lo nuevo implica la ruptura con lo viejo. Una nueva competencia puede exigirnos: nuevas capacidades además de las existentes o cambio en las capacidades existentes.

Las competencias son más decisivas que las capacidades. Una competencia exige un grupo de capacidades. Normalmente desde las capacidades no arribamos a las competencias. Determinar que queremos implica definir las competencias institucionales y la construcción de sus capacidades.

3. La institucionalidad sustentable está exigida de credibilidad. Evidentemente la credibilidad hace parte del control, sin embargo lo sobrepasa. La credibilidad depende de la inter-acción con el contexto. En la medida que la institucionalidad responda a las necesidades del contexto, ella aumenta la credibilidad y dinamiza la sustentabilidad de la institución. 

 

La institucionalidad sistémica

 

La institucionalidad sistémica sigue los principios básicos de la teoría de sistemas, es decir: interrelación, organización, auto-organización, contexto, regulación y auto-regulación. No abordaremos estos conceptos por separado, su comprensión y aplicación la ubicaremos en tres niveles señalados en la lámina proponente.  El primer nivel de la rectoría, el control y la gestión. El segundo nivel de los elementos, la organización y la auto-organización. El tercer nivel es la retro-alimentación, regulación y la autorregulación.

Primer nivel, es la inter-relación entre la RECTORIA, el CONTROL y la GESTION. No hay rectoría sin gestión y sin control. Sin embargo la rectoría no puede ser reducida al control. El control no puede escapar a la rectoría a pesar de su necesaria y relativa autonomía. La gestión no puede confundirse con la rectoría y no puede ser sub-sumida por el control.

Los tres elementos están interrelacionados, esto significa que la gestión se enriquece con los datos del control al mismo tiempo que el control desequilibra la rectoría. La gestión puede corregir sus dispersiones debido al control y a las direccionalidades de una rectoría que actúa en correspondencia con el control. La gestión no es un ente absoluto. Dentro del sistema, el control también puede ser modificado por la rectoría y la gestión. Las pesadas cargas burocráticas que afectan a las tres instancias suelen tener mayor peso en el control, esto no significa eficacia, por el contrario, los controles pueden ser un cúmulo de obstáculos que facilitan la discrecionalidad y la dispersión.  

Paradójicamente a mayor autonomía entre los tres componentes, mayor dependencia. La autonomía solo es posible dentro de interrelaciones definidas por mecanismos, instrumentos, medios que fomenten una cultura de la inter-relación. Es importante que el control se ejerza pero también que el control se deje afectar por la rectoría y la gestión. La independencia de los poderes genera mayor discrecionalidad al contrario de lo que pensamos bajo la influencia de Tocqueville.

La rectoría conduce al control que al mismo tiempo modifica y controla la rectoría. La gestión es una consecuencia de la rectoría, la cual no opera sin control, pero al mismo tiempo, la gestión afina los mecanismos del control y enriquece y puede hasta modificar las políticas de la rectoría por falta de relevancia y pertinencia. 

Los controles por si mismos son ineficaces. No hay un control neutro. Los controles son eficaces en la medida que se implementan en sistemas para facilitar la organización de sus diferentes elementos. Un sistema no funciona porque tenga un supercontrol aislado. Para que haya un supercontrol se requiere inter-relación con los componentes del sistema. El control se puede convertir fácilmente en un mecanismo político, por eso es importante que el control sea dependiente de la rectoría y la gestión pero que tan bien incida sobre ellas, incluso para modificar sus altamente posibles desvaríos y digresiones.

El tipo de mecanismos para implementar en este nivel tienen las siguientes características: mecanismos que abren y cierran al mismo tiempo. El autos de la autonomía no es independencia o insularidad, es ser si mismo en la dependencia e inter-relacionalidad. Todo tipo de reglamentación implica una revisión regular a partir de la retroalimentación que vaya recreando el sistema.

El segundo nivel son los ELEMENTOS, la ORGANIZACIÓN, la AUTO-ORGANIZACIÓN. La institucionalidad mecánica y cibernética define prioritariamente los elementos. Los elementos suelen ser ubicados de manera independiente. El campo de la corrupción cae normalmente en la fantasía de sustituir las personas sin tocar las estructuras institucionales.  

En la institucionalidad sistémica los componentes son secundarios. La organización es la prioridad. La organización es más que la suma de las partes. Los componentes pueden ser fiables pero sin una organización pertinente, los componentes pierden sus pontencialidades. Una organización performante no se sirve del 100% de las potencialidades de los componentes, pero si logra extraer comportamientos y virtudes sorprendentes de sus participantes.

Una institución no se define por el tipo de elementos, sino por la organización y el modo de organización. La organización no es posible cuando lo importante es la estructura y el acomodamiento jerárquico. La tendencia hacia la especialización y la experticia es importante para la organización en la medida de ser fruto de la inter-relación entre sus participantes.

Las mejores organizaciones no son las que funcionan por la existencia de controles. Obviamente requieren controles pero esto no es lo importante.  Las organizaciones performantes actúan sin controles o a pesar de ellos.

Dentro de la institucionalidad sistémica existe un nivel superior a la organización y es la auto-organización.

Los líderes de la organización son aquellos que logran fomentar la auto-organización a partir de la organización. Las instituciones formadas por personas sin organización se prestan en la merito-cracia, a menudo, para ascender pisoteando a los otros y las otras.

Permitir la auto-organización es fomentar la institucionalidad sistémica. Una organización se puede reunir ante la ausencia de sus líderes por diversos motivos para responder a las necesidades del contexto.

Las organizaciones que se reúnen solo por la convocatoria del líder renuncian a la posibilidad de la autoorganización.

La organización reacciona a los desequilibrios permanentes del contexto, es decir, la tendencia hacia la auto-organización es un aspecto vital de toda organización.

El tipo de mecanismos en este nivel esta dirigido a la construcción de organizaciones y la educación en orden a una cultura organizacional. Los liderazgos deben estar preparados para este paso, en consecuencia deben ser totalmente firmes en la consecución de este objetivo pero abiertos para no ahogar el ritmo de las organizaciones.

El tercer nivel de institucionalidad sistémica es la RETRO-ALIMENTACION, REGULACION Y LA AUTO-REGULACION. La retroalimentación es un mecanismo sistémico cuyo objetivo es lograr el equilibrio debido a los desequilibrios constantes. En sentido general, este mecanismo coloca a las organizaciones en la necesidad de pensarse regularmente a partir del contexto. El activismo y el pragmatismo suelen ser los mayores enemigos de la retroalimentación.

Un sistema con claros mecanismos de retroalimentación consigue ser una institucionalidad regulada. No confundamos la regulación con el control. La regulación es la capacidad que tiene el sistema para relacionarse con organismos diferentes y análogos. Las regulaciones también son definidas a partir de la correspondencia con el contexto.

Una institucionalidad sistémica regulada tiene la capacidad de auto-regularse por si misma. Pueden existir regulaciones poco pertinentes, lo que no existen son comportamientos del sistema que no sean relevantes. Los cambios, tal como señala la Cibernética de segundo orden de Von Foerster, suceden cuando tenemos en cuenta esas formas en las que los sistemas tienden a la autorregulación. Normalmente el deber ser desconoce o pasa por encima las formas en las que los sistemas se comportan, por tal motivo, las propuestas de cambio no logran tocar a profundidad las relaciones en las que los sistemas se sostienen.

El tipo de mecanismos es este nivel es la creación de espacios y tiempos para la retroalimentación. De igual manera, de parte de los lideres, firmeza para la regulación y apertura para la auto-regulación.

 


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