DOS MUNDOS ENCONTRADOS

  1. La firma del TLC un asunto de información?

 Informarse para firmar, he aquí la clave de la comunicación en la Retórica Aristotélica: hablar es convencer, persuadir. Por supuesto que los informados son los que están a favor del TLC: empresarios, ricos, políticos, los dueños de los medios de comunicación, el gobierno, los organismos internacionales, las universidades y muchos otros que teniendo intereses están convencidos de la benevolencia de un mundo gobernado por el libre comercio; ellos, o están seguros que el libre mercado es un beneficio para el país, potencia el desarrollo, o algunos  un poco más críticos dicen que entre firmar y no firmar lo menos malo es firmar, además que no tenemos opción. Así, entre el cinismo y sus matemáticas sustentan su postura.

También están los que no saben o no se han informado: los movimientos de izquierda, contestatarios, hombres y mujeres que en realidad pareciera que no tienen nada que perder porque no tienen nada o aunque puedan tener algo quieren un mundo diferente al de la circulación de productos. Dentro de este grupo también se alinean algunos grupos que se sienten traicionados por los negociadores como es el caso de los ganaderos, quienes en cualquier momento pueden pasar al otro lado.

            Aunque en el segundo grupo se alineen grupos y personas de poder, la mayoría de personas y grupos que están allí pertenecen a una clase social pobre por lo que me atrevería a decir que el conflicto por la firma del TLC revela las posiciones en choque entre el mundo rico y el mundo pobre, y muestra que la mayoría de la clase media si está de acuerdo con el TLC  pues el homo oeconomicus que se define por los intereses desde le siglo XVIII es propio de esta clase. En el fondo esta clase tiene el sueño de llegar a vivir como ricos algún día y no dejarán pasar ninguna oportunidad para lograrlo. En  otras palabras el TLC revela que la libertad a la que la mayoría ha aspirado es la del libre comercio y que ser libre no es más que tener libertad para comprar, para vender, para consumir y no ser atracado por las empresas de servicio, en fin para competir y tener todo lo que desee como lo propone una economía libidinal.

            Por consiguiente, esta no es una lucha entre los que saben y los que no saben, ni ente los que están informados y los que no tienen acceso a la información sino que es una lucha entre la manera como se ve, se siente y se valora el mundo desde la visión de los ricos y la manera como social y antropológicamente se puede evidenciar desde la carencia de bienes económicos indispensables para la vida.

            Cuando se piensa que es un asunto de información se opera más de un olvido, pues lo que aparece es un olvido del olvido,  ya que la realidad simplemente está allí y no es algo que se construye. Esa realidad que se muestra tiene porque aparecer como tal. El real que irrumpe, de vez en cuanto, ingresa a la realidad y nos daña, en cierta medida, el sueño de Walt Disney; es irónicamente desvestido de la potencia que toma de la ideología neoliberal.

Las verdades que se discuten y se sustentan son verdades construidas desde el poder donde normalmente hay algo que se dice mientras que todo lo demás se oculta. Por ejemplo se habla de México con su tratado con USA y Canadá pero no se quiere decir nada sobre el muro ni las leyes migratorias y mucho menos del desempleo. Se menciona a Chile pero no se habla de las restricciones, ni de la contaminación o de lo que hoy se llama los males de civilización. Quien maneja el poder es quien logra construir la verdad, esto no se admite. La objetividad todavía es un presupuesto válido que aducen las grandes mafias financieras.

Bajo la preocupación del saber como información un primer diagnostico es claro: están en la oposición porque no están informados. Todo el problema por lo tanto descansa en acceder o no acceder a la información. Así, los medios de comunicación que normalmente pertenecen a grupos de empresarios con grandes intereses en las negociaciones salen al rescate la sociedad con sus sicarios de las palabras y defensores de las opiniones que ellos quieren escuchar y hacer escuchar mediante la utilización de la voz que en la metafísica occidental equivale a la conciencia, tal como lo ha señalado Derrida.

            El segundo diagnostico, después de escuchar la información que los negociadores tienen es que no quieren escuchar, más o menos como dice la Biblia: porque no tienen oídos para escuchar.  En lenguaje castizo, no quieren escuchar porque son brutos, o indígenas o campesinos. Ellos no saben ni nunca van a saber por eso consultarles no tiene ningún sentido para el Estado. En efecto, las posiciones que va adoptando los Estados son cada vez más autoritarias dentro del mundo de la comunicación y de la Globalización.

            Quisiera iniciar esta reflexión en medio de las manifestaciones, gritos, expresiones, represiones, consensos, disensos, informaciones que suceden en este momento en el país con respecto al TLC, refiriéndome en seguida a lo que es reflexionar en el medio.

 

  1. Es imposible hablar del TLC como de una gran Feria?

     Hablar en medio implica no poder hacerlo con la tranquilidad de quien se acerca a un fenómeno social con la ataraxia griega. En realidad, es posible decir aunque no sea ético: allí aumentan los miserables; allí la gente que se muere por Sida; allí todavía se muere la gente por hambre; allí hay guerras injustas y vergonzosas; allí hay millones de emigrantes ilegales; allí hay barcos transportándolos, y no hacer nada o mucho menos no sentir nada.

No podemos decir que lo que ocurre no tiene que ver nosotros aunque aparentemente nada tuviera que ver nosotros pues tener las posibilidades para  dedicarnos a la reflexión en nuestros países solo se puede hacer si se tienen los privilegios, o a los que se accede cuando nos presentamos como escritores. No obstante, no podemos huir de un mundo que nos salpica con su sufrimiento, nos arrastra con sus muertes, se chorrea entre nuestras manos con su complejidad y todavía tiene la capacidad de encantarnos.

Reflexionar en medio no tiene relación con el intelectual marxista de Althusser o el intelectual engagé de Sartre. El estar en medio es no tener la posibilidad de estar fuera o más allá, por lo que no pretendo arribar a ninguna objetividad y menos a aquella que se pasea por los lugares de negociación y que pretende inscribirse en prácticas científicas  las cuales pueden justificarlo todo, incluso el terror  y el chantaje por la defensa del mercado y la usurpación.

Estar en medio es casi como una condena; es no poder salir, ni escaparse; es admitir que la indiferencia es un asesinato, y el tomar partido es de una responsabilidad enorme, casi infinita, como aquella que propusiera Lévinas en la definición de la ética: hacerme responsable de la responsabilidad del otro.

            El medio del medio  no es el lugar del ecléctico que se encuentra en un lugar donde simplemente observa y logra determinar cuál es el medio del medio. Sería el lugar del que escapa de los extremos, a la manera del justo medio de la Etica a Nicomaco de Aristóteles. Tampoco es el lugar del relativista, de aquel que dice que las cosas no son ni buenas ni malas porque todo depende del lugar donde se las mire. Por último, el medio del medio no es el lugar de los teóricos del lenguaje cuando a partir de los actos del habla pretenden estar seguros que todo se puede construir desde él.

            Pensar desde el medio es abandonar la posición de privilegio del observador y saber que estamos en múltiples lugares, atravesados por flujos, conscientes e inconscientes, sin poder determinar lo que decimos, por ello con la necesidad de pensar lo que queremos de decir, escribir, lo que se nos dice o aquello que ya hemos dicho, interrogándonos sobre desde dónde parte lo que decimos? A quién beneficia? Porque nos interesa decir lo que decimos? Cuáles son los discursos en los que apoyamos nuestro decir?

            Estar en el medio es pensar desde el medio, esto significa que no se trata solamente de sospechar de las evidencias pues la apariencias nos engañan como diría Platón. El pensador descubre algunas doxas –opiniones- en las que están los otros, incluso puede hasta descubrir doxas en sus formas de pensar, pero nunca puede evitar que aquello que dice no se separe del estatuto de la opinión, además sin tener la posibilidad de hacer la distinción.

En suma, el medio nos ata a singularidades que impiden la pretensión al universal. Estas singularidades no dejan de ser válidas aunque no sean universales, pero su validez no lo es para cualquier lugar. Las reflexiones desde los lugares que habitamos, en medio de ellos, los tiempos que nos corresponden y nuestros compromisos e intensidades con el mundo no solo que son diferentes sino que son divergentes.

Firmar o no firmar, esta es la cuestión. Sin embargo hay saberes que anteceden la firman y que hacen de esta una obligación en la medida que actúan en el funcionamiento social. Cuáles son estas? y Cómo lo hacen?

 

  1. Qué ciencias son las privilegiadas del TLC?

     En tres de las ciencias que intervienen en la negociación del TLC, la Economía, El derecho y la Comunicación, lo primero que destacamos es la importancia que estas han tenido con respecto al funcionamiento social. Por consiguiente no es tanto la ciencia en cuanto tal el objeto de la reflexión sino que es la ciencia con sus prácticas y sus repercusiones dentro del funcionamiento social lo que vale la pena observar. La ciencia en cuanto tal sigue justificada con el método, la organización de las matemáticas y la geometría desde el Método cartesiano. Pero las prácticas de las ciencias se concretizan en objetos que ellas buscan transformar. Ese objeto sometido a transformación no es igual al objeto de estudio. ¿Qué buscan transformar estas ciencias? Cómo lo hacen? Por ejemplo, Foucault (1976) nos ayudó a ver como la psiquiatría construyó el objeto de la locura  y la medicina colaboró en la construcción de lo normal y patológico en el siglo XIX gracias al dispositivo de todo decir sobre el sexo implementado por la confesión del siglo XVII, conformando una Scientia Sexualis junto al Psicoanálisis, la Pedagogía y el Derecho.

Una manera directa de incidencia es que desde las ciencias y con sus representantes se repite el argumento moderno de la ignorancia de los indígenas. Argumentos racistas aparecen legitimados en nombre de la ciencia. Los medios teniendo “conciencia” de las falencias de los opositores  quieren “ayudar” con sus campañas de información las cuales no evitan repetir la misma creencia.

            Que desde la ciencia se desprendan argumentos racistas no es algo extraño. La ciencia de las luces ha sido uno de los principales medios que ha servido para condenar al otro en tanto que inferior e ignorante. El sueño de Saint Simon de cambiar la sociedad por medio de la ciencia y de la técnica, en un primer momento perjudicó a los no-occidentales y en un segundo momento a las sociedades que han optado por este tipo de cambio.

            El hecho de que la Economía, el Derecho y la Comunicación definan hoy la adhesión al libre comercio y condenen a la ignorancia y a la barbarie todo tipo de sociedad que no lo acepta nos hace entender que no existen dominios universales que pertenezcan a dichas ciencias, pero muy a pesar de ellas, estas ciencias se atreven a definir lo que conviene, lo bueno y lo mejor. No creer en sus cifras es exponernos a colocarnos en contra de lo inconveniente para la mayoría, es decir, nos hacemos atentatorios de los principios democráticos sagrados.

            En consecuencia muchas cosas se aprenden no solo cuando aprendemos las ciencias sino cuando vemos la manera en que ellas delimitan y son delimitadas en sus dominios, la manera en que los objetos se forman y son escaneados  por los conceptos, pero sobre todo en las formas que ellas adoptan dentro de las prácticas (Foucault, 2001, p.781)  Así, nada sabemos sobre la ciencia si nos quedamos detectando sus errores y sus verdades. Entonces, al estudiar las condiciones de existencia de la ciencia, sus reglas de transformación podemos entender porque determinadas ciencias se convierten en prioritarias pero sobre todo aprendemos que aquello que le hace funcionar a una ciencia no se encuentra dentro sino fuera de ella. Por consiguiente, referirnos a las ciencias no es referirnos  al proceso de evolución de las luces sino al juego de poder dentro de las sociedades, pues no pasamos de Marx a Hayek porque seamos más inteligentes. Así,  los análisis teóricos están unidos al proyecto práctico, no quiere decir esto que la práctica sea primero que la teoría o que no lo sea, sino que no hay como separar a las dos ni creer que porque logramos entender las prácticas podemos saber explícitamente sobre las teorías o viceversa.

            Nos preguntamos sí la Economía va de la mano con el Derecho? Favorecer el mercado  es un asunto constitucional pero que el mercado atente contra el Estado es un asunto anticonstitucional? De hecho, la discusión sobre la firma del TLC tiene connotaciones jurídicas. Pero en qué medida el sujeto del mercado y el sujeto del derecho son asimilables? El liberalismo aparece más como una forma de relación que como una técnica. En consecuencia la multiplicación de la oferta y la demanda, de la inversión, el costo-beneficio no solo genera modelos de las relaciones sociales sino crea modelos para la existencia misma. Por ejemplo, el individuo es centro para la Vital-Politik. Sin embargo principios como la competencia se convierten en atentatorios para la construcción social. Cómo salir de este impase? La salida cínica es generalizar la oferta y la demanda en el campo no-económico, es decir, la familia, el sexo, el deporte, etc.

Una de las consecuencias directas es que la crítica a la política ya no es solamente jurídica ni simplemente política sino que se actúa desde un positivismo económico. De esta manera el mercado no es solamente un principio de auto- limitación del gobierno, es un principio que se regresa contra él. En consecuencia la justicia de un gobierno ya no se encuentran en sus políticas sociales sino en sus políticas económicas que siguen el viejo principio del liberalismo:  Laissez faire. A medida que aumenta el ejercicio del poder del Estado en torno a la empresa, desaparecen las responsabilidades sociales dejando solo una ventana abierta, la de la caridad del Estado para con los pobres en caso de catástrofes naturales.

            El Neoliberalismo aprende a pasar del homo oeconomicus al homo legalis sin que haya una relación compatible.  Los problemas económicos comienzan a ser repensados en el marco jurídico y como la política nacional sigue atada a los principios de la soberanía, el derecho internacional colabora con el derecho de las transnacionales a la usurpación de otros gobiernos y hasta de sus propios países.

            El interés del homo oeconomicus que aparece en la Filosofía Inglesa surge como un principio empírico del contrato, así dentro del sujeto del contrato aparece el sujeto del interés del liberal. Sin embargo el contrato no se respeta por la existencia del contrato sino por la existencia del interés (Foucault, 2004, p.277-278)

            La sociedad civil emerge como un tercer principio que intente salvar las contradicciones entre el sujeto del interés y el sujeto del derecho y para hacerlo lo mejor será la ciencia de la Comunicación que se basa en el método científico de Pierce que da origen a la experimentación pragmática y facilita la construcción de un autismo social a partir del lenguaje (Poulain, 2003).

            La pregunta es, entonces, si todo este trabajo desde la ciencia en torno a la práctica del libre mercado puede llevarnos hacía la emancipación? 

 

  1. Podemos emanciparnos por el mercado?

     La gran salvación es el libre mercado para los neoliberales. Aunque digan que no es la panacea, ellos están seguros que es la mejor opción, pero tras la mejor opción hay una afirmación trágica de quienes conocen el fondo de la realidad: es la mejor opción porque es la única opción, o en otras palabras, no tenemos opción.  Por lo tanto no hay elección, este camino ya esta trazado, estamos condenados desde antes de firmar.

La no elección dentro de la supuesta elección es amnésica con respecto a la historia, la política, los negociadores y con aquello que se está negociando. No solo que se olvida el pasado, sino que se distorsiona el presente y se camina obstinadamente hacia el futuro. Todo lo que ocurrió antes, en la mesa de negociación no cuenta. Lo único que importa es lo que se puede ganar y no lo que se puede perder y mucho menos, lo que se ha perdido. La crítica al desarrollo de pronto se deja de lado, todo se puede vender, todo se puede comprar, hasta las necesidades mismas.

La crítica sufre impresionantes metamorfosis:

q  Primera, la identificación de la crítica con la reactividad. No se puede criticar sino hay propuesta. La crítica por la crítica no existe para el sistema. Como sabemos qué no queremos, esto no solo que no es suficiente sino que es inaceptable. De esta manera el discurso del por qué desaparece y aparece el discurso de los métodos, los procedimientos, los planes. El sistema alardea de estar cansado de los diagnósticos.

q  Segundo, el sistema que critica la crítica e impone el cómo, se apropia de la crítica. El discurso de los derechos, la cultura, las identidades, el género, deviene defensivo. Ahora quien ataca es el sistema. Una práctica es válida si se es legal, es decir si tiene autorización del sistema. La protesta aceptable es la que dialoga sobre lo que el poder le permite dialogar y cuando le permite dialogar, de lo contrario no es legitima. De esta manera la izquierda ingresa en el juego que impone el fenómeno de la tribunalización de la sociedad. Con toda razón dice Lyotard (1991) que hoy la crítica contribuye a transformar los diferendos en litigios. En consecuencia, el sistema puede ser más crítico que cualquier movimiento político. En efecto, la derecha tiende a ocupar el lugar de la crítica en muchos países. 

q  Tercero, la crítica pierde su fuerza original y pasa a ser un elemento más de la funcionalización del sistema. El sistema habla de derechos, emigrantes, injusticias, corrupción, pobreza, etc.., como un tema más que fortalece al sistema. Un efecto inmediato de una crítica desustancializada es el que sistema comienza a tratar los problemas sociales con lógicas de caridad, sin ninguna vergüenza, haciendo notar que todo lo que produce pobres es por causa de un tipo de naturalización de sufrimiento.

 

Dentro de un sistema que destruye la crítica, la emancipación ya no es un ideal. Podemos sentir que nos emancipamos cuando los animales tienen derechos. El sexo, el género, la raza, la cultura, la comunicación, pero sobretodo el mercado nos puede emancipar. Desde ahora lo que importan son pequeñas emancipaciones pues pareciera que Marx y su lucha de clases fueran la gran equivocación pues dejaron de lado las diferencias como lo pretende afirmar Ernesto Laclau.

      Este sistema no se formó de un día para otro. Después de la Segunda Guerra Mundial ya se hizo un programa positivo para el Laissez Faire en medio de la grave crisis de la post-guerra -paradójicamente las crisis han significado una reactivación del capital-. Los pactos que se organizaron en torno a la guerra ahora se realizarían para sustentar la vida del capital sin dejar de lado los pactos sociales. En el estudio que hacía Foucault (2004) sobre la bio-política entre los años 1978 y 1979 en el College de France demostró que todos los programas sobre la pobreza, la educación, la segregación que se desarrollaron desde la administración Truman sirvieron al intervensionismo del Estado.

La gran diferencia entre el Neoliberalismo Alemán y el Neoliberalismo Americano es que en América “no es el Estado el que si limita con el liberalismo, es la existencia de un liberalismo el que deviene fundador del Estado” (Foucault 2004, p.223) Luego, sí para el Estado europeo el liberalismo era algo que limitaba el Estado para nosotros la democracia y el Estado se convierten en dimensiones fundadas por el liberalismo. Es decir que en el fondo lo político tiende a buscar este tipo de libertades y por consiguiente no entra en contradicción con ellas. En definitiva, lo político buscará la libertad del capital por encima de todas las libertades y todos los derechos.

Pero hay una segunda característica y es que el liberalismo americano se convierte en el elemento recurrente de toda discusión, de todas las elecciones a diferencia del liberalismo europeo. Así, el liberalismo no es extraño al discurso sobre la soberanía. Es decir, que el libre mercado no va en contra de la soberanía. Lo que llama la atención es que el concepto sobre la soberanía puede ser un argumento tomado por los movimientos contra-TLC sin advertir que por un lado esa soberanía es la misma del siglo XVIII que excluye al otro y está centralizada en un Estado liberal y, por otro lado no se advierta que lo que está en juego no es la soberanía sino un mundo diferente al que propone el mercado y que dista del mundo de la política moderna.

Por último, el TLC no deja solo al descubierto un sistema Neoliberal, sino que también nos devela los intereses más íntimos de la sociedad y de los seres humanos. Me atrevería a decir que las luchas anti-imperialistas siempre fueron ambiguas por el maquiavelismo que manejaron los dos bandos. Ahora que estamos en el libre comercio lo que queda al descubierto es que el liberalismo en nuestros países es más que un sistema o una ideología. Así, como la caída del muro de Berlín reveló nuestro corazón unido al mercado, el TLC nos muestra que el liberalismo es “toda una manera de ser y de pensar” (Foucault, Ibíd., p.224) Es una manera de sentir, de imaginar, de soñar y de desear, con la potencia para construir utopías individuales y egoístas como el liberalismo de Adam Smith que recurre a la mano invisible para hacer el milagro en donde los proyectos individuales tarde o temprano favorecen a otros. 

Sin embargo, si bien tenemos que mirar el TLC más allá de la metafísica de la presencia, qué otros elementos encontramos en un momento en que parece que nada puede pasar porque o todos nos convertimos en neoliberales o no tenemos opción?

 

  1. Cómo mirar la realidad del TLC de otro modo? 

 Antes acostumbramos a no darle crédito a una realidad que se construía a partir de la subjetividad. Hegel nos llevo a desconfiar con su dialéctica de las subjetividades pues el Espíritu Absoluto era la totalización de las particularidades en la nueva universalidad, -negación de la negación-. Ahora tenemos que reivindicar las subjetividades y luchar por una nueva universalidad pero con qué presupuestos?

            En efecto, ni el liberalismo, ni el marxismo son suficientes para entender lo que hoy está pasando (Lyotard, 1991). No basta con decir que hoy estamos así porque somas más neoliberales que ayer. Sería como no tomar en serio la realidad. Tampoco basta hacer referencia a la actualidad de Marx. Quizás nuevos elementos de Lacan nos ayuden a entender un poco mejor lo que sucede.

            Una de las primeras preguntas es saber si el mundo que nos propone el Neoliberalismo con el libre comercio es el mundo que queremos? Podemos decir que sí es el mundo que queremos y no hacer ningún juicio al respecto. Pero viene una segunda pregunta y es si este mundo que queremos con el libre mercado es un mundo posible? Y tendríamos que comenzar diciendo que este mundo del mercado es un mundo imposible porque nos coloca frente a  una paradoja, siguiendo a Zenón, discípulo de Parmenides,  y es la paradoja de Aquiles y la tortuga, y es que este mundo del mercado nunca se convierte en un mundo del mercado porque ni es libre ni es estrictamente mercado lo que se negocia, pues el  mundo de la economía es libidinal está atravesado por el deseo lo que la convierte en algo que no coincide consigo misma puesto que la economía no ofrece lo que necesitamos ni nosotros podemos pedir lo que ella nos da. Al mismo tiempo no podemos escapar al mundo del mercado. Es lo mismo que Zizek (2000) nos advierte con la Iliada en la que Aquiles no puede alcanzar a Héctor pero Héctor no puede escapar de Aquiles.

            Esta no-coincidencia ontológica es la que hace que el sujeto nunca pueda alcanzar al objeto pero que no podamos escapar de su seducción. Los objetos son superados pero nunca son alcanzados, en esto consiste la economía libidinal. Esto significa que es muy difícil escapar a la fascinación del mercado porque aunque sepamos que no podemos alcanzar al objeto, no dejamos de dar vueltas alrededor de él. En otras palabras, no nos podemos aferrar a él pero no podemos huir a su veneración.

            Esta economía libidinal que explica porque no somos capaces de salir del mercado se apoya sobre un sistema dialéctico que se establece entre necesidad, demanda y deseo y que lo explica brillantemente Zizek.  Los objetos del mercado aparecen en un primer momento como algo que satisface nuestras necesidades. Todo lo que nos ofrece el libre mercado es algo que supuestamente necesitamos, luego, hace parte del binomio económico de la oferta y la demanda. Sin embargo, todas esos objetos necesarios son transformados en demandas, es decir que el valor de uso se convierte en valor de cambio por lo que los objetos en realidad hacen parte del deseo. Así, aquello que inicia como una necesidad termina siendo un objeto del deseo, cayendo en la maldición de Tántalo que todo lo que toca se convierte en oro, incluso aquello que necesita para sobrevivir. Luego, el paso del valor de uso al valor de cambio se debe a la transformación dialéctica de la necesidad en deseo a través de la demanda.

            Los objetos que buscamos para la satisfacción de nuestras necesidades son en realidad la confirmación de la necesidad de los vendedores respecto de nosotros. Lacan tenía razón en cuanto que el plus hace que la leche de la madre no sea solamente leche sino la prueba de amor. No nos movemos en la simetría biológica –como si lo pueden hacer los animales- sino en algo que nos da el deseo parecido a la plusvalía marxista que resulta de la fuerza de trabajo del proletario. De esta manera, el propósito real –aim- no tiene directamente una meta –goal- sino que lo que importan es el propósito: “El propósito final de la pulsión consiste  simplemente en la reproducirse como pulsión, volver a su senda circular” (Zizek, ibid., p.21) Este esquema termina explicando que la fascinación del mercado esta en el goce que el produce y su goce no está en ninguna meta sino en el movimiento repetitivo que sucede en un circuito del cual nosotros no podemos huir. Es igual a Sísifo cuyo propósito real es el camino en sí –el ascenso y el descenso- y no la meta. Así aunque el TLC no cumpla con las expectativas lo que importa es que este tipo de economía es la que nos tiene atrapados pues al logrado penetrar nuestras vidas y los modelos de sociedad.

            La fuerza del mercado esta, entonces, en el deseo mismo, en la carencia de sus objetos libidinales que impiden a la reflexión crítica y sus prácticas decretar su nulidad. Con la Economía Libidinal llegamos al deseo, es decir a la falta constitutiva del deseo y no podemos ni siquiera atrevernos a salir de ella. Así la mayor angustia no esta en el mercado sino en perderlo porque con ello mataríamos al deseo y esto sería la muerte. Sin embargo los únicos que no están son los pobres, los que están fuera del mercado por innecesarios, por tal motivo son los únicos que se atreven con sinceridad a romper con el mercado. Al contrario, la clase media vive la experiencia de su extinción en el momento que cuestiona el mercado.

            Los seres humanos que vivimos dentro del mercado sentimos que moriríamos en el momento en que escapamos a la economía libidinal puesto que en el fantasma se constituye al sujeto como deseante y los sujetos deseantes son aquellos que corren tras lo imposible sin importarles todos los daños que esto pueda ocasionar. En consecuencia, la salida que vemos en primera instancia es comenzar a amar las trivialidades de la vida y no correr tras lo imposible del mercado ya que este con su deseo nos sitúa en una superficie vacía.

            Uno de los argumentos que surge entonces cuando se crítica el mercado siendo concientes de estar atrapados en el deseo de la economía es el argumento de la atenuación: je sais, mais quand meme –yo sé pero que puedo hacer- Este argumento surge cuando se da a conocer todo lo que sucede con el planeta debido a los modos de consumo y de desarrollo. La atenuación diría: vivir con el mercado es imposible pero vivir sin él es muy difícil. Así, se puede apostar por lo peor como no todo pas tout .

            Para que los objetos del mercado sean fascinantes se requiere de la ilusión. La ilusión es la que nos lleva a creer que siempre han estado allí, es decir que no los ponemos nosotros sino que siempre han estado allí como respuestas de lo real (Zizek, Ibíd., 62) En consecuencia, los objetos de la economía libidinal viven atrapados en la inversión fetichista que consiste en hacernos creer que las súbditos creen que tratan a una cierta persona como Rey porque ya es un Rey en sí mismo, pero en realidad esa persona sólo es un Rey porque lo súbditos lo tratan como tal.  Así, el mercado necesita de las falsas creencias y sin estas falsas creencias no estaría en ningún lugar. Sin embargo, ese simbolismo tiene una parte de lo real, esto hace que cuando veamos respuestas de lo real nos encerremos en nuestra propia ficción. La condición fundamental de la ficción es el lenguaje el cual nos hace vivir constitutivamente fuera de carril.

            Siempre hay un momento en que tenemos que volver a lo real, no podemos permanecer todo el tiempo en la simbolización, como el coyote de los dibujos animados que comienza a caer cuando se da cuenta que ha estado corriendo sobre un abismo o ve que viene la bomba sobre su cabeza, la misma que él había lanzado.

            Por último, si son dos mundos los que se encuentran en confrontación y no es la cuestión de firmar o no firmar, como se muestran estos dos mundos?

           

  1. Por qué mundo optar?

 No es el TLC lo que está en cuestión, en realidad lo que se está disputando son dos tipos de mundo, dos visiones, muchas maneras de vivir o perecer bajo un solo modelo.

De Souza (2005)  se refiere a tres visiones del mundo  en conflicto: la cibernética, la mercadológica y la contextual. La primera piensa el mundo como una máquina que opera a partir los sistemas de información. Por supuesto, cuando la máquina se detiene inmediatamente afirma que se debe a problemas en la información. En efecto, los medios de comunicación hacen ver que los indígenas no están de acuerdo porque no saben. Saber es firmar y para saber se requiere de la comunicación. Uno de sus grandes inspiradores de esta idea es Habermas quien con respecto a los acontecimientos del 11 de septiembre decía que todo se debía a “patologías de la comunicación”. Este mundo privilegia los artefactos tecnológicos y la ciencia es quien tiene la verdad de todo.

La otra visión es la mercadológica. La solución a todos los problemas están en mercado. Siguiendo la tradición reduccionista, el mercado como principio es el que puede solucionar los problemas de la corrupción, de la migración, del desempleo, de la política, de la ética. En este mundo todo tiene precio. Los negociadores pueden negociarlo todo como si se tratará de su hacienda. Además del reduccionismo su otra tendencia es la de compartímentalizar su análisis. Todo es un asunto de negocios y negocios son negocios. Cada cosa que se negocia no tiene relaciones ni interrelaciones con las otras que van a ser o ya han sido negociadas. El país esta en venta porque todo es una mercancía y las leyes básicas son las del capital: la oferta y la demanda. A lo humano se le comienza a llamar capital humano, lo mismo que lo social es capital social y lo intelectual capital intelectual. El gran interés es la competencia y parte del presupuesto darwiniano que la vida es una gran lucha por la sobre-vivencia. La igualdad no importa y menos cuando se apuesta por la competencia. El hombre que aparece allí es el homo oeconomicus, un hombre que lucha por sus intereses y que se sustenta en el derecho pero que lo supedita a sus ganancias. De Souza dirá: “Bajo el concepto de competitividad, el neo-evolucionismo está dividiendo el mundo en arenas económicas y tecnológicas, donde las leyes del mercado prevalecen sobre las leyes de las sociedades y las transacciones comerciales sobre las relaciones sociales” (2005, p.26)

El mundo que se contrapone a estos dos es el mundo de los pobres, de los que no creen en un desarrollo porque nunca han sido beneficiados por él. Donde se requiere de la economía pero de una economía al servicio de la vida. “Esta visión aporta un enfoque de red que asume el contexto como referencia, la incertidumbre y la inestabilidad como premisas, la interacción como clave, la solidaridad como principio y la ética como garante de la sostenibilidad de todos los modos de vida” (Souza, Ibíd.., p.26)  Así, los que no quieren firmar no es que no estén informados, sino que lo que buscan es un mundo diferente al que se quiere patentar con el mercado. Ese mundo no está por construir, existe entre los pobres y las pobres pero de manera borrosa y parcial.

 

Conclusión

 Para terminar quiero plantear cuatro conclusiones:

q  Primera, la cuestión del TLC lo que nos presenta es la confrontación entre visiones y prácticas de mundo. De ahí que esto no se resuelva con información ni con conocimientos.

q  Segundo, la mirada sobre el TLC tiene que ser más amplía que la se presenta. Tenemos que preguntarnos por la globalización, por el liberalismo, por sus efectos, sus ciencias para descubrir que no hay distinción entre firmar y no firmar.

q  Tercero, una de las cegueras del TLC es la división de la realidad por parcelas. La realidad está interrelacionada por lo que la relación causa-efecto no nos permite ver las dimensiones ni las consecuencias que tiene el hecho de firmar.

q  Cuarto, además de que el TLC es un asunto de ricos para ricos, es apoyado por quienes no son ricos. Para entender este fenómeno necesitamos construir marcos de interpretación y de acción que vayan más allá del Liberalismo y del Marxismo.

 

Bibliografía

 

Freddy Javier Álvarez et al.., (2005) El arte de cambiar las personas que cambian las cosas, Quito, Ed. Silva

Michel Foucault (2004) Naissance de la bio politique, cours du College de France 1978-1979, Paris, Gallimard, Seuil

Michel Foucault (1976) Histoire de la Sexualité, la volonté de savoir,          Paris editions Gallimard

Michel Foucault (2001) Dit et Ecrits, tome I Paris, Edt Gallimard

Jacques Poulain (2003) L. Homme, Paris Harmattan

Jean Francois Lyotard (1991) Moralités Posmodernes, Paris, ed. Galileé

Slavoj Zizek (2000) Mirando el sesgo, una introducción Jacques Lacan a través de la cultura popular, Buenos Aires, Paidos

 

 

           

 

 


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