¿ES POSIBLE INNOVAR? O deme innovando

        La acción de innovar desafía la costumbre a través de la novedad. Lo nuevo es el reto y lo viejo es la resistencia. Aunque lo viejo sea consciente de la necesidad de innovar, su postura suele ser un lastre para lo absolutamente nuevo. Discursos y prácticas institucionales suelen oponerse a lo nuevo, incluso lo combaten, lo censuran y lo marginan, siguiendo el viejo refrán: más vale pájaro en mano que cien volando. Paradójicamente, lo nuevo no corta con lo viejo para ser nuevo, pues lo contiene, solo de esta manera la novedad se sostiene.

     Desde nuestra curiosidad por la innovación en la FACTORÍA DEL CONOCIMIENTO, tres preguntas asoman: ¿Por qué innovar? ¿Qué relevancia tiene la innovación? ¿Cómo una idea innovadora puede calzar en una determinada institución?

I

    ¿Por qué innovar? Hoy tenemos la necesidad de innovar desde un contexto interactivo y ético. Los inventos universales, válidos en todas partes, provienen de la supuesta “bondad del colonizador” quien sabe, de antemano, lo que es bueno para todos, además, él supuestamente nació impregnado  con la capacidad de pensar universalmente, incapacidad del bárbaro al que se le llama hoy subdesarrollado. Su ciencia nos hace civilizados sacándonos de nuestra condición de primitivos, sus tecnologías nos colocan en el tren del progreso, su religión con sus imágenes y su moral nos hace santos y sus derechos nos hacen humanos.

     La contextualidad no era importante en el campo de la invención. El objeto y el sujeto eran asépticos. Entre más se dividía y se separaba al objeto del contexto, se creía que lo podíamos entender mejor. Por eso todos sus instrumentos deambulan por nuestros territorios aunque las enfermedades sean otras. Las invenciones no eran producto de todos, por ejemplo las mujeres estaban allí por accidente. El inventor seguía siendo el iluminado, solipsista de la teoría Agustiniana. La ética, se pensaba, era la consecuencia del pensamiento como si el gesto de la paz estuviera asegurado por el mayor conocimiento de algunos pueblos, gesto contradicho por las eternas guerras en las que ha vivido el Norte desde el mito y la invención de la historia.

     La necesidad de innovar es ya una urgencia. Estamos en una Cambio de Época y no en una Época de Cambios. El mundo está cambiando mientras las personas seguimos con instituciones en crisis con sus rancias burocracias, formas de pensamiento obsoletas y acciones y prácticas erigidas a la predominancia del poder y conducidas bajo enormes agujeros.

     La educación reproducida no ayuda en mucho. En América latina hemos adoptado la cultura de la repetición. La Educación nos da respuestas pero no nos enseña a preguntar. Por tal motivo, no tenemos necesidad de inventar nada. Todo ya ha sido resuelto por hombres –no mujeres-  blancos –imposible los negros y los indios-, buenos –no los árabes e idolatras de la Pachamana-  que viven en el Norte y que nos han ido pensando.  

     Tampoco se trata de cambiar la conciencia o de ser concientes para comenzar a innovar, lema común dentro de una mirada banal de izquierda, o de ser más racionales y lanzarnos en brazos del progreso como se pretende desde algunos discursos xenófobos de derecha:

·        ¿Hacemos algo porque tenemos conciencia? ¿La conciencia es la que explica aquellas cosas que hacemos? Desde la Teoría Psicoanalítica Freudiana sabemos que esto no es posible, que más del 80% de nuestros actos tienen sus raíces en el inconciente. La conciencia no es la reina de los actos.

·        ¿La razón no es la guía de nuestras sociedades? ¿El Homo Sapiens Sapiens es símbolo de civilización? El Pensamiento Complejo de Morin nos enfrenta a la complementariedad antagonista y concurrente del homo sapiens: el homo demens. Todavía seguimos atados a una Era Planetaria en el que las guerras y el genocidio son fenómenos consustanciales al fenómeno civilizatorio.

·        ¿La civilización progresa? ¿Qué es el progreso? Karl Marx decía que el progreso de Occidente se ha conseguido por medio de la violencia, afirmación en parte optimista porque admite que ha habido progreso, termino puesto en duda en las cuatro últimas décadas.

 
II

     ¿Qué relevancia tiene la innovación? La relevancia es contextual, es decir, en la medida que respondemos a las necesidades del contexto podemos ganar en credibilidad. Sin embargo, la relevancia contextual es paradójica. Las innovaciones tienden a ser negadas por el mismo contexto donde se producen. Este es el caso de la percepción. Nuestra percepción viene configurada por la cultura, la biología, el cerebro, por representaciones anteriores, por tal motivo lo nuevo cae en la insoportable mirada e inmediata descalificación de lo viejo. Por ejemplo, los contemporáneos de Galileo se negaban a mirar por telescopio porque lo que Galileo afirmaba haber descubierto simplemente no podía ser.

     La relevancia es también subjetiva. Si nosotros seguimos expulsando lo subjetivo de nuestras investigaciones e invenciones, hacemos que el universo no sea observable. Las observaciones son relativas al punto de referencia del observador –Einstein- y la observación influye en lo observado –Heisenberg- . Schrodinguer (1958) decía que toda imagen del mundo es y sigue siendo una construcción de su propia mente; su existencia no puede ser probada de otra manera.  

     Por último, la relevancia de la innovación tiene la posibilidad de producir cambios. La innovación es un producto que produce pues por principio es recursiva. Las innovaciones no están disparadas hacia delante, ellas se regresan sobre el presente y lo transforman. Al respecto Edgar Morin afirma: “La posesión de un saber, un descubrimiento científico, la utilización de una información, la invención de una idea, pueden convertirse en actos decisivos, innovadores, transformadores, e intervienen de manera generadora en el seno de la praxis histórica”. (En El ojo del Observador) Una innovación relevante pide cuentas a la costumbre, establece un agujero en ella, por tal motivo, la costumbre es reaccionaria frente a la innovación.

III

     ¿Cómo una idea innovadora puede calzar en una determinada cultura institucional? Cualquier idea es física, celular, cerebral, psíquica, social y cultural. La idea más pequeña se constituye en complejos procesos computacionales.

     La cultura institucional tiene memorias construidas por conocimientos adquiridos, habilidades aprendidas, experiencias vividas e inclusive creencias míticas transmitidas por la sociedad. No hay una cultura institucional pura. En ellas encontramos los discursos más contradictorios. Dentro de estos espacios, las ideas innovadoras tienden a transformar la cultura institucional que las originó, por tal razón, la cultura no puede ser entendida como infra o súper estructura. Una cultura conduce y es conducida por las ideas de sus individuos.

     La cultura institucional cierra y abre el espacio a las ideas innovadoras. Lo cierra cuando solo le interesa entregar a los individuos un saber acumulado, sus lenguajes, sus controles, sus paradigmas, sus lógicas, y abre porque no todo lo puede controlar, y porque los individuos no son máquinas triviales que obedecen implacablemente al orden social y a los mandatos culturales.

     Toda cultura institucional tiende a convertirse en culturo-centrica, a generar prohibiciones, a encerrarse en tabúes e inclusive a reproducir etnocentrismos. Ellas tienden a la auto-sacralización en la medida que ignora su ignorancia.

     Los conocimientos no están separados de las culturas, por el contrario se originan en ellas, a pesar de nuestra mirada crítica o incomodidad frente a la cultura. Los conocimientos tienen numerosos centros de referencia: son egocéntricos, geno-centricos, etnocéntricos y socio-céntricos. En efecto, los conocimientos requieren de condiciones socio-culturales-institucionales.  Nosotros conocemos a través de nuestras culturas, pero también la cultura conoce a través de la mente. Sin embargo, la innovación surge como digresión, deriva, y en muchos casos como patología. Para que esto no suceda requerimos de instituciones y personas abiertas para el cambio como las que estan coladas en la extraordinaria aventura de FACTORIA DEL CONOCIMIENTO.

 

Bibliografía

 De Souza Silva José (2005), Innovación de la Innovación, de lo mecánico, universal y neutral a lo contextual, interactivo y ético, Quito, Ed. Silva.

 Schrodinger (1958) Mind and Mutter,Cambridge, Cambridge Press

 Watzlawick Paul, y Krieg  Peter (2000) El ojo del observador, contribuciones al constructivismo, Barcelona, ed. Gedisa

 

 

 

 

 

 


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