COOPERACIÓN INTERNACIONAL E INTERCULTURALIDAD, HUELLAS DE UNA FUNCIÓN FALLIDA

Marzo 2011



PREÁMBULO

     La siguiente reflexión pretende revelar los lazos entre Cooperación Internacional e Interculturalidad desde sus discursos oficiales, sus prácticas cotidianas, sus relaciones políticas, sus silencios diplomáticos, sus apuestas eufóricas, sus consultorías destacadas, desconocidas y prohibidas, y la censura en aquello que no afirman y no apoyan. En efecto, la pregunta es: ¿qué quiere decir la Cooperación Internacional cuando pronuncia la palabra interculturalidad? ¿Qué no dice? ¿Qué hace? ¿Qué no hace? ¿Dentro de qué marco conceptual se encuentran los significados de la palabra interculturalidad? ¿Qué relaciones de poder subyacen en la misma? ¿De qué depende la interculturalidad? ¿Cuáles son sus efectos en la construcción del tejido social? En cierta forma, el presente estudio es el seguimiento a un concepto como lugar común de la Cooperación Internacional”.

    La nueva interculturalidad de Latino-América que intenta transportar una Cooperación del Norte se diferencia del ya desgastado Multiculturalismo europeo del que los gobiernos, primero Alemán,  luego Francés, y recientemente Ingles, se han pronunciado para enfatizar su fracaso, pues las poblaciones e individuos  que vinieron después de la segunda guerra mundial para reconstruir sus ciudades, no se “integraron”, a pesar de que las cosas estuvieron más o menos bien definidas para que siempre fueran los parías de Europa; no aprendieron el idioma del dominador, sin preguntarse por qué, y supuestamente no fueron tan tolerantes, con los países huéspedes, pues la violencia cotidiana siempre ha sido justificada de parte del quien daba la “bienvenida”. 

    La interculturalidad que destacamos se diferencia del aculturalismo, tan común de los países colonialistas, o del multiculturalismo actual, por lo que supone una nueva tarea, la cual nos hace creer a veces de la imposibilidad en relacionar dos inconmensurables, por ejemplo el paradigma de Oriente con el paradigma de Occidente, y el llamado paradigma de la Abya Yala con el paradigma de Occidente. En determinados momentos pareciera que los puentes son imposibles, pues las comprensiones dicen lo contrario, y en consecuencia, las intervenciones suelen volver a lo mismo, a pesar de cambiar el discurso.

    El trabajo pretende, por lo menos de una forma intuitiva, propone más bien una transculturalidad, a partir de buscarnos, no desde lo que nos diferencia, sino en aquello en que nos parecemos, en lo que debemos relacionarnos, en lo que estamos de acuerdo, pero en condiciones de igualdad y de justicia, para que la interculturalidad no se pierda en un romanticismo imposible o en un esfuerzo falaz.

    Ciertamente que la Cooperación, lo mismo que las formas dominantes de la política contemporánea, se ciñen y dependen de modelos de gestión, los cuales, desafortunadamente se implementan creyendo que los mecanismos están fuera de una construcción cultural, de este modo, se sigue creyendo que la interculturalidad no es posible porque las otras culturas no quieren seguir racionalmente el enfoque del pragmatismo en el que han caído, como en un profundo abismo, los burócratas internacionales.

    La investigación encuentra que el asunto del discurso ideológico de la Cooperación y sus prácticas se insertan en la cuestión central del desarrollo. Es decir, la interculturalidad no es ajena al objetivo fundamental de la Cooperación, y es seguir adelante con un modelo de desarrollo, irrenunciablemente extractivista, fundamentalista en  su mono-culturalidad, ideológicamente neutral, el cual, puede transvestirse en desarrollo humano, desarrollo sustentable, y desarrollo con identidad, pero al final, siempre desarrollo.  

    El estudio se divide en tres partes. La primera parte se adentra en las concepciones ideológicas de la interculturalidad en la Cooperación Interculturalidad: la diversidad cultural, la convivencia humana, su relación con la globalización y el sueño del liberalismo. 

    La segunda parte es una reflexión sobre las relaciones entre el desarrollo y la interculturalidad en los discursos y las prácticas de la Cooperación Internacional. Las modificaciones a la economía, las políticas de la inclusión, el paso de la inclusión a las víctimas son algunos aspectos que destacaremos. Al final del capítulo, el lector se encontrara con una reflexión sobre los tres documentos canónicos de la Cooperación en torno a la interculturalidad con el fin de reflexionar sobre la justificación de sus intervenciones y sus defensas ilustradas y humanitarias.

    La tercera parte es una reflexión contra hegemónica desde las Naciones y Pueblos Indígenas, la cual por ser tan real se convierte en imposible para el poder. La reflexión se divide en dos: una, sobre la relación entre Plurinacionalidad e Interculturalidad y la segunda sobre las zonas fangosas entre el sujeto político y el sujeto económico de Naciones y Pueblos Indígenas.

    El marco de la reflexión es el ecuatoriano y corresponde a los tiempos de la Revolución Ciudadana. Desde antes, la Cooperación Internacional, oficialmente sigue los lineamientos de los Estados dentro del marco de los Objetivos del Milenio. En tal sentido, nos preguntamos ¿si la Cooperación Internacional puede colocarse en contra de la política de los Estados que de hecho son poco interculturales, cuando alguna de sus políticas públicas atente contra los derechos de los pueblos? ¿Qué límites se camuflan dentro de su postura de política correcta? Las buenas relaciones son su código de conducta y en el caso de existir una situación en donde los intereses del Estado funcionen con los interés de un pueblo determinado, la Cooperación ¿a favor de quien estará?, ¿de la ficticia neutralidad?, o ¿estará allí para dar razón al Estado sin que los pueblos noten dicho encubrimiento y mientras el poder proteja su forma de actuar hipócrita? 

    El estatuto epistemológico del documento corresponde a una reflexión filosófica, por lo tanto no pretende ser una investigación en el estricto sentido de la palabra. En consecuencia, el lector no encontrará aquí porcentajes, tendencias, pues no es la intención, ni el estatuto. De este modo, prevalece el modelo filosófico de la escritura precisamente por la guía conceptual que marca el arte del trabajo. 


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